Veintiuno.

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Abrí los ojos con pesadez.

Un rayo de luz traspasaba la ventana y daba luminosidad a la habitación.

Mi cuerpo seguía pesando, aunque no más que antes.

Sonreí al contemplar que había pasado la noche durmiendo con Harry. Mis brazos rodeaban su torso desnudo, él estaba durmiendo, un brazo suyo estaba posado en mi cadera, las sábanas le cubrían hasta la cintura, su pecho subía y bajaba al compás de su respiración. La expresión de su cara estaba en un estado relajado, su respiración era el único sonido que se presenciaba en la habitación. Un rayo de sol daba en su cara, su ceño se frunció, parecía que le molestaba.

Aparté el brazo de Harry, y me senté al borde de la cama, por un momento mi vista se nubló, un lijero mareo recorrió mi mente y mi cuerpo tembló.

Me levanté de la cama, las piernas me pesaban al intentar moverlas para comenzar a andar, me dirigí a la ventana, me paré en frente y divisé el panorama. Las vistas de la calle eran bonitas. Arrastré las cortinas hacia el medio de la ventana con el fin de que no entrase tanta luz en el cuarto, y así Harry pudiese dormir mejor.

Salí de la habitación, tratando de encontrar la cocina, abriendo puertas por toda su casa.

Tenía el estómago realmente vacío, necesitaba comer, estaba segura de que si no comía en menos de media hora, se me bajarían las defensas y acabaría en el suelo desmayada.

Cuando por fín encontré la cocina, decidí mirar los alimentos que había, y preparar el desayuno para Harry y para mí.

En cuanto abrí la despensa, Harry entró a la cocina.

"¡Buenos Días!" Dije ilusionada y con una sonrisa más grande que yo.

"Buenos Días." Contestó cortamente.

"¿Puedo tomar una ducha mientras tú haces el desayuno?" Pregunté. Necesitaba ducharme, aun olía a alcohol.

"Vale." Respondió serio.

Creo que su bipolaridad le podía.

Fui al baño, encendí el grifo y dejé que la bañera se llenase mientras yo me despojaba de mi ropa.

Metí mi pie derecho en el agua para comprobar la temperatura de esta. Estaba en su punto. Me undí en la bañera, y me dispuse a relajarme dejando que el agua masajease mi cuerpo.

Salí al cabo de 5 minutos, buscaba una toalla limpia, miré en el mueble, supongo que deberían estar ahí, y no me equivocaba. Cojí una toalla y la enrollé en mi cuerpo. En el mueble también había unas bragas de Ash, sus bragas son irreconocibles, siempre utilizaba el diseño de esos corazones. Ella había estado aquí, y encima sus bragas... Dios sabe que hicieron. Las bragas estaban limpias, olían a detergente de ropa, así que me las puse, no tenía otras. Y salí del baño con la toalla enrollada en mí, y las bragas de Ash de bajo.

No había traído ropa de muda, así que me fui al cuarto de Harry, él estaba en la cama tumbado con su móvil, su mirada recorrió cada centímetro de mi cuerpo en cuanto me vio entrar.

Abrí su armario, y cojí una camiseta gris básica de Harry.

"¿Me la dejas?" Pregunté. Algo de ropa tendría que ponerme, ¿no?

Harry miró la camiseta, y luego su mirada se encontró conmigo.

"No." Contestó seriamente volviendo su mirada al teléfono.

"Harry, vamos, por favor, no tengo más ropa." Dije casi suplicando. Aquella toalla no aguantaría mucho.

"No, solo te la puedo dejar con una condición." Respondió volviendo su mirada a mí.

"¿Qué clase de condición?" Pregunté.

"Que dejes que esa toalla se caiga ya." Contestó juguetón.

Me quedé en shock por un momento. Analizando la situación.

"Ni hablar." Dije insegura.

Y me dispuse a salir de el cuarto. De repente, sentí unas manos en mi cintura.

Abrí mis ojos a más no poder, me había acorralado en la pared mientras mordía mi cuello.

"Vamos... Deja que esa toalla se caiga..." Contestó gruñendo, su voz estaba ronca. Sentía su respiración en mi cuello, sus ojos estaban más oscuros de lo normal.

Mi miedo provocó llebar mi rodilla hacia su entrepierna. Cuando se apartó, se estremeció de dolor. Aproveché la oportunidad para correr al baño, echar el cerrojo, y ponerme la camiseta. Me quedaba larga, era como un vestido, llegaba un poco más arriba de mi muslo. Cojí una gomilla del pelo que tenía en mi muñeca izquierda y me hice un moño.

Mi estómago me apretaba, mis piernas empezaron a temblar, necesitaba alimento.

Salí del baño, y llegué a la cocina.

Él había preparado el desayuno, estaba allí, sentado. Di las gracias al ver de vuelta a que sus ojos estuviesen de color esmeralda.

Me senté en un banquito de la cocina, y me llebé un vaso con zumo de naranja a mi boca. Este pasaba por la garganta y me hacía sentir bien. Había dos zumos, y dos donuts, supongo que también serían para él.

"Harry, ¿tu no comes...?" Pregunté.

"No quiero." Contestó borde. Tenía la mirada perdida en el suelo.

"¿Entonces para qué preparas dos de cada...?"

"Dejame, ¿vale?" Dijo borde, y esta vez mirándome.

Me callé, y me comí mi parte del desayuno. Ya empezaba a sentirme mejor.

"No te queda nada mal mi camiseta, pero sigo pensando que estarías mejor sin ella." Dijo con tono juguetón.

Tragué saliba.

"Harry, ¿podrías llebarme a casa en tu coche?" Hice una pausa. "Es que... Pensarían mal de mí si me viesen así por la calle."

"Arréglatelas tú sola." Contestó borde.

"Está bien, buscaré a alguien que me recoja, quizás a Dylan." Dije agarrando mi teléfono.

"Ya te llebo yo." Contestó cogiendo las llabes del coche.

Salimos de su casa, y nos dirigimos a su coche, yo iba detrás de él, escondiéndome, no sería muy bonito llamar la atención en la calle por ir con una camiseta puesta.

Al entrar en su coche, me senté en el asiento del copiloto.

"Gracias Harry." Dije mirándolo mientras él observaba a la carretera profundamente concentrado en la conducción.

Su mirada se posa en mí. Mostraba confusión.

"¿Por qué?" Respondió.

"Por salvarme ayer. No quiero pensar que habrían echo esos tíos conmigo si tu no hubieses aparecido."

Su mirada estaba fijada en la carretera, el no contestó.

Paró el coche en frente de mi apartamento, y me bajé.

"Adiós Harry, muchas gracias." Dije con una sonrisa cerrando la puerta de su coche.

"Adiós Ginna."

Shadow. (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora