#JinNam
Kim SeokJin era el legendario ser con el único poder de destruir lo que quisiera, el debia mantener al mundo en un equilibrio, pero al pasar por Seul a hacer su trabajo se encuentra con un rival, aquel chico que ni siquiera es una deidad y d...
'' Si. Creo que tu serías el motivo perfecto para olvidarme del mundo ''
Edison A. Cajilima Márquez.
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Jin había recibido un mensaje de JiMin a la mañana siguiente, demasiado temprano para su propio gusto y más porque tuvo que dejar al menor aún dormido sin poder decirle de su repentina salida.
—Debe ser algo urgente si te has dignado a dejar los cielos, aunque no por completo— hablo el dios de la destrucción mientras ambos se encontraban en lo alto de una montaña.
—Esto es grave SeokJin— bien, el tono serio con el que dijo su nombre solo quería decir una cosa, estaba preocupado o molesto. —Ella lo sabe— pero el no entendía.
—¿A quien te refieres con ella?—
—A la única que está por encima de nosotros...— solo había un par de personas que estaban por encima de ellos y todas pertenecían al mismo rubro.
—¿Los dioses de la creación?— pregunto, ¿Por qué ellos sabrían algo de él?
—La diosa de la creación, Eun-Ha...— ella era la encargada de ir formando nuevas cosas para que Jin pudiera destruir sin preocupación las que ya no eran útiles. Habia más dioses pero él habia sido asignado a ella. —¿Por que tenía que ser un humano?— le reprocho.
—Sigo sin comprender a que te refieres JiMin —
—¡Ella sabe de tu relación con un humano!— el mayor palidecio, ¿Como ella sabía algo así? El lo había estado ocultando bien.
—¿C-como lo sabe?— apenas y pudo articular la pregunta
—No te has aparecido en la reunión de ayer y por lo que ha dicho Eun-ha tampoco has estado haciendo tu trabajo— y en eso último el tenía razón.
Pero como el iba a seguir con su trabajo si ahora que tenía a Namjoon algo dentro de el le impedía seguir arrancando las vidas aún por más necesario que fuera. El ya no podía hacer eso, cada vez que intentaba solo podia llenarse de una vago sentimiento que le hacía pensar en cómo se sentiría si un día su Nam le era arrebatado.
—Yo...— el no podía explicarlo, su corazón latía para su bello amor, JiMin no lo entendería.
—La única manera en que podía ayudarte era venir y decirte, no se que trame ella...— se habia metido con la persona más peligrosa. Era su parte opuesta, ella podía crear todo y restaurarlo, no le convenía estar en su contra porque cualquier movimiento que el hiciera ella podía repararlo.
—Gracias JiMin— dijo honesto pues ahora que sabía que estaba en la mira de ella podía andarse con cuidado.
Ese cuidado no era alejarse de NamJoon porque había caído tan perdido por el que el hecho de imaginar su larga vida sin el era imposible. Gracias a el se habia olvidado del mundo y de la fatalidad que el provocaba en el.
Gracias a Namjoon se habia olvidado que era el dios de la destrucción que solo traía caos a la vida de los demás y sin poder evitarlo el habia traído más caos a la vida de su amor.
Porque ahora Namjoon debería vivir bajo el caos que significaba el recibir el amor de un dios.
