O C H O

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Un gran destello figuraba frente a sus ojos, acompañado de fragmentos de cristal cayendo a su alrededor, reflejando las diversas escenas que confirmaban un pasado al que no perteneció, mucho menos tuvo protagonismo.

Extendió la mano para alcanzar un fragmento donde podía apreciar el momento de su nacimiento, cuando fue extraído del cuerpo de su padre y del que nunca pudo permitírsele recostarse en su regazo.

La luz brilló aún más fuerte hasta el punto de la ceguera, después todo se cubrió en una cortina negra y el peso de la gravedad movió el suelo que pisaba hasta trastibillar. Pudo haber caído a no ser porque sintió que alguien lo tomó del brazo.

— ¿Por qué hiciste eso, Yeonjun? ¿Sabes el problema que pudiste haber causado?

El mencionado observó el rostro enfurecido de su compañero. Atinó a limpiar sus lágrimas y tragar el nudo amargo que comenzaba a crecer en su garganta.

— ¡Lo sé, Soobin! ¿Crees que ésto es un juego para mí? ¿El ver a mis padres matarse entre sí?— El más alto bajó la cabeza. — Mi abuelo nos asignó esta maldita misión para salvar el futuro de la humanidad, pero también es algo personal. Tú más que nadie debes entender éste dolor.

Soobin tragó saliva y colocó sus manos en la cintura tratando de soportar la angustia en los ojos de su compañero.

— Lo sé, pero debes mantener la cabeza fría, debes pensar antes de actuar. Estás desesperado, lo sé, pero no tenemos otra opción más que seguir el plan.

Yeonjun cerró los ojos con fuerza y se dejó caer en cuclillas cubriendo su rostro con sus manos, conteniendo las inmensas ganas de destrozar todo a su alrededor.

Soobin se acercó y abrazó el cuerpo de su compañero.

Hace un par de años que los asignaron como compañeros de trabajo y desde que Yeonjun le contó su historia, se vio en la necesidad de protegerlo. Porque después de todo, entendía su pesar, el dolor de la ausencia de sus padres, la soledad, la capacidad de abandonar el sufrimiento para salvar la vida de otras personas. Por eso era que seguía a su lado y también porque había desarrollado un apego emocional.

— ¿Yeonjun? — Preguntó apartando sus manos para ver su rostro bañado en lágrimas que le partieron el corazón. — Por favor, no llores más, me duele verte así— Con cuidado, limpió su rostro para después dejar un beso en su frente.

Se puso de pie y extendió la mano para tomar la de su compañero y ayudarle a levantarse.

— ¿Mejor?

El otro asintió.

Agentes Beta, aquí Alfa. Reportense.

Soobin llevó una mano a su oreja donde tenía un dispositivo de comunicación.

— Aquí Beta 03.

Reporte.

Misión fallida. De nuevo hemos llegado tarde. El jefe de la Santa Trinidad mató a Kim Taehyung.

Escuchó un suspiro de desespero.

Muy bien, agente Beta. Vuelvan a la base.

Yeonjun buscó la mirada de Soobin con asombro.

— ¿Por qué no le contaste que traté de intervenir?

— Porque el Alfa nos patearía el culo.

Yeonjun sonrió al igual que su compañero.

Ambos caminaron hacia una puerta enorme de hierro que se abrió después de que un foco encendiera en rojo seguido de una alarma. Se escuchó un crujido que retumbó en el suelo y después se abrieron de par en par para dejar ver una sala subterránea enorme en la que se podían ver varios agentes caminando de un lado a otro. Algunos con papeles en las manos, otros escribiendo en computadoras y otros más conversando para ponerse al día.

S E R A P H  ² 【TAEJIN】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora