Nobody See You Like I Do

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(Advertencia: No soy hater de Reborn ni de Auron, me gustan sus personalidades y sus contenido. Con este capítulo se pretende entretener al lector, más no mandar a matar a la persona de quien se basa el personaje de este capítulo y la historia en general, ya que las personas en quienes se basan los personajes principales son muy ajenos a las historias presentadas aquí.)

Las fechas navideñas se presentaban con alegría, y Auron sólo podía pensar en cómo todo se iba al demonio, o más bien cómo era más visible la situación.

Su pequeño hijo, de cabellos negros y ojos color carbón, jugaba alegre con su agradable tía, quien también poseía cabello negro; jugaban a hacer una pelea de gallos con la granja de juguete que le compraron por navidad. Y veía a ese pequeño, tan alegre, que se sentía mal de siempre hacerlo pasar por malos ratos cuando peleaba con Reborn, quien aún no llegaba a la cena.

Su madre, hermana y suegros, estaban en su casa, celebrando la mayor de las fiestas, la más esperada por los niños, la que prometía tanta alegría y unión en una fecha como cualquiera. Había hecho la cena, incluso preparó platillos especiales para su hermana vegana y su esposo, quien amaba el queso de la lasaña boloñesa. Pero que aún no llegaba de las compras de último momento, un suave vino y agua mineral.
Jugaba nervioso con sus cubiertos, intentando centrar su atención a la charla que mantenía con su madre y suegros, hablando de la escuela para su niño, y sus vitaminas, chequeos médicos, pero Auron sólo pensaba en Reborn, Reborn y su complejo de superioridad y malhumor, Reborn y su necesidad de estar de acuerdo en no estar de acuerdo.

—¡Papá!—Gritó el pequeño, cuando el ruido de los neumáticos se escucharon sonar, sonriendo amplio y enterneciendo a sus abuelos.

El pequeño niño fue corriendo hasta la puerta transparente del garaje, pegando su rostro al vidrio, esperando que su padre saliera y lo abrazara. Auron siguió a su pequeño, resonando su caminata desesperada por saber que su esposo no se le había ocurrido ir a emborracharse. Se alegró al ver que iba caminando de una forma muy natural, y con esa expresión neutra iba sacando las compras del maletero.

—¡Hola papá!—Gritó su pequeño, abrazando sus piernas.

—Axo, déjame ir a poner las compras—Murmuró Reborn, dando un beso en la coronilla del pequeño.

El niño se apartó, y Auron iba detrás de él, molesto claro, tardó tres horas en traer un par de cosas.

—¿A dónde coño fuiste, Reborn?—Preguntó molesto. —Dudo mucho que tardes tres horas en comprar una puta agua mineral, vino y traer el regalo para tu hijo—

—Nuestro, Auron, es de los dos—Dijo molesto Reborn, frunciendo el ceño. —Hay mucha gente, ¿lo sabes o no, cojones? Después de todo es la puta navidad, donde compartes tiempo de familia—Bramó en susurros, intentando no llamar la atención de los presentes, quien ya tenían presente la nueva pelea de Auron y su esposo.

—Si es una fecha tan familiar y festiva, ¿por qué no habías comprado las cosas en vez de ir a emborracharte?—

—¡Reborn, cariño! Siéntate a comer, te estábamos esperando—Habló su madre, una simpática señora de cabellos castaños.

La cena siguió, entre miradas fulminantes que compartían Auron y Reborn, o entre las tiernas anécdotas del pequeño Axozer acerca de su nuevo juego de castillos y mazmorras, mientras que los mayores le seguían la charla al pequeño. No era un secreto ni un misterio saber lo mucho que ambos odiaban sus malos hábitos, porque un par de alcóholicos a cargo de un niño pequeño, era sinónimo de peligro. Auron estaba en recuperación, por tanto, sólo tomaba del ponche, conteniéndose al vino, mientras que Reborn empezaba a beber. Claro que no eran el mejor ejemplo para un niño pequeño, pero agradecían que tuviera sus propias consultas con psicólogos.

Talk Dirty To Me (REBORNPLAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora