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Salgo del baño envuelta en una pequeña toalla mientras observo la habitación en busca de él.

Lo veo en el balcón hablando por teléfono, sonrió recordando lo que pasó en ese mismo balcón la noche anterior.

Miro mí cuerpo a través de un espejo y aun se pueden apreciar las marcas que me dejó hace unas cuantas noches.

Voltea a verme y me sonríe mientras sigue con su llamada, quería molestarlo un poco así que quito la toalla de mí cuerpo y la dejo en el piso, avanzo hasta la cama y me acomodo en ella, hago un pequeño sonido para que él voltee a verme y cuando lo hace me observa con curiosidad mientras se acomoda para observarme mejor.

Con mis manos comienzo a delinear mí cuerpo, acarició suavemente mis pechos y muerdo ligeramente mí labio inferior.

Escucho cuando se despide y deja el teléfono a un lado y camina hasta un pequeño sillón que se encuentra en la habitación, justamente frente a mí.

Le sonrió y le guiño un ojo, él remoja sus labios observándome fijamente con sus ojos cargados de lujuria.

Yo cierro los míos y dejo que mis manos viajen una vez mas por mí cuerpo hasta llegar a ese pequeño punto sensible que cuando lo acaricio una corriente eléctrica recorre mí cuerpo.

Comienzo a mover mis dedos de forma circular, justo donde me gusta, abro un poco mí boca y comienzo a jadear a medida que acelero mis movimientos, conozco perfectamente donde debo tocar y se perfectamente el ritmo que quiero mantener.

Muerdo mis labios y dios, estoy en el paraíso, con mí mano libre aprieto mis pechos aumentando el placer del momento.

No se cuanto tiempo pasa cuando siento un jalón en mí cuerpo y una fuerte estocada llena mí interior, un fuerte gemido sale de mis labios acompañando al gruñido que soltó él.

- Déjame ayudarte - me dice en un tono ronco y seductor. - Deja de jugar sola -.

Gimo como una loca sobre sus labios, pues sus movimientos son fuertes y crudos, sus manos reemplazan las mías y acaricia mis pechos al mismo tiempo que me besa de forma brusca dejando una mordida en mí labio inferior.

- ¿Querías provocarme? - pregunta él de manera firme.

No soy capaz de pronunciar palabra alguna, en ese momento la boca solo me sirve para gemir de placer.

Una de sus manos viaja por mí cuerpo y se posa en el centro principal de mí sexo y ahí comienza a mover sus dedos al mismo ritmo de sus estocadas.

- Te hice una pregunta - vuelve a decir él, pero yo sigo sin responder. - Contesta - me advierte en tono firme.

Me tomó unos cuantos segundos poder responderle.

- Si, carajo, eso era lo que quería - mí respuesta sale entre jadeos.

Él me besa nuevamente y acelera aun mas sus movimientos, bastaron unos minutos para hacerme explotar ahí mismo dejando salir un fuerte gemido que se quedó ahogado entre sus labios.

- Te enseñaré lo que puedo hacer cuando me provocas, cariño - susurra mientras muerde el lóbulo de mí oreja.

DOLCE PECCATO +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora