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¿Hace cuanto dejé de escribir por aquí?.

No lo se, creo que una vez mas perdí la noción de mí tiempo.

Han pasado tantas cosas, que si me atrevo a escribir cada una, créeme esto dejaría de ser una historia y se convirtiera en una enciclopedia.

Los días pasaron y junto a ellos los meses, conocí tanto y viví en una nube de placer y por mas que lo intento no me canso de esto.

Él está frente a mí, con una copa entre sus manos, yo estoy frente a él, sentada en una mesa, con las piernas levemente abiertas, mostrando que estoy frente a él, sin ropa interior.

Se acerca lentamente a mí, y se coloca entre mis piernas, su pantalón sigue intacto, así que de forma traviesa y segura pongo mis manos en su pecho, acariciándolo lentamente mientras dejo pequeños besos húmedos en su cuello, las deslizó poco a poco hasta llegar al broche de su cinturón y lo desprendo haciendo lo mismo con el broche de su pantalón y de ahí dejo que se deslice el solo.

Él saca sus piernas de su pantalón y con sus ojos me invita a desprender esa última prenda que le queda.

Y así lo hago.

Su boxer desaparece ante mis ojos bajo el tacto de mis manos, me sonríe de forma traviesa dejándome tomar la iniciativa del momento.

¿A que estas jugando?.

Enredo mis brazos alrededor de su cuello, mientras también enrollo mis piernas alrededor de él.

Lo jaló hasta mí y devoro sus labios mientras comienzo a hacer movimientos suaves con mí cadera haciendo rozar levemente nuestras entrepiernas.

Él sube el nivel del beso, tomándome con una mano por la nuca y con la otra aprieta mí cintura.

- ¿Quieres que te haga mía sobre esta mesa? - pregunta él sobre mis labios.

- Quiero que me hagas tuya sobre esta mesa - le respondo de la misma forma y dejo una pequeña mordida en su labio inferior haciéndolo perder totalmente la cordura.

No espero respuesta de él, solo lo presionó hacía mí con las piernas logrando que su erección choqué con fuerza con mí sensible sexo.

Jadeo de deseo, lo deseo, quiero que me haga perder la cordura con sus movimientos, quiero que me lleve a la cima del placer donde tantas veces hemos estado.

Y lo hace.

Siento como entra en mí, llenando cada centímetro con su longitud, gimo sintiéndome en la gloria.

Sus movimientos son lentos y dolorosos, quiero mas, deseo mas, y él lo sabe, solo está jugando conmigo.

- Quiero mas - digo ahogando mis jadeos.

- ¿Quieres mas? - pregunta él, con ese tono retador y atrevido que tanto me encanta.

- Si, por favor - susurro al borde de la locura.

Él no me hace esperar, sus movimientos aumentan arrastrándome al infierno con cada choque de nuestros cuerpos.

Me abrazo a él mientras entra una y otra vez en mí a un ritmo que me hace querer gritar de puro placer.

Sus gemidos ahogados son como un detonante para mí, sí sigue así se que no podré contenerme por mucho tiempo.

Succiona mí cuello y luego reparte besos en el, besos que viajan hasta mí oído donde me susurra mil palabras que me hacen perder cada rastro de cordura.

Me abrazo al clímax sintiendo como poco a poco mí alma deja mí cuerpo.

Él se aferra a mí buscando su liberación y cuando llega me abraza fuertemente mientras sigue susurrando en mí oído cada palabra que me hace perder la cabeza.

DOLCE PECCATO +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora