Capítulo 1: Las Arenas Cambiantes

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PARTE 1

Sol siempre supo que era la dragona correcta para el Gran y Heróico Destino.

  Ella iba a salvar el mundo. Ella y sus amigos iban a dar las alas de fuego, lo que sea que significase, y traer paz a cada dragón de Pirria. Estaba justo allí en la profecía: «cinco dragones destinados a terminar la lucha» esa era su esperanza. Ese era su propósito.

  Además, eso explicaba todo. ¿Por qué alguien sería tan pequeño y se vería tan raro? Ella no era un Ala Arenosa normal. Sus escamas y ojos eran de un color incorrecto, y no tenía una púa venenosa en el final de su cola. Pero eso no importaba; de echo, tenía sentido. Por supuesto que un dragón con una noble y heróica misión sería un poco diferente del resto. Y ¿a quién le importará que tan rara se ve una vez que haya parado la guerra?

  Y luego estaban sus padres, los misteriosos dragones que la dejaron sepultada en la arena del desierto, sola e indefensa. No importaba que realmente no la querían. No le preocupaba a Sol del todo, porque era parte de la profecía: «Escondido de los ojos de las rivales reinas, el huevo de Alas Arenosas aguarda a la espera». Estaba todo bien; los héroes en los pergaminos normalmente no tenían padres. Su heróico destino era más importante que cualquier familia.

  Y su destino era importante. No había nada más importante que detener la guerra entre las tribus de dragones. Toda su vida, especialmente cuando se sintió atrapada, triste o preocupada por algo, Sol imaginaba completar la profecía. Todas las vidas que habrían salvado, toda la felicidad, familias reunidas y todos los futuros dragonets que podrían haber crecido en paz, sin el constante miedo de la guerra.

  Ese era todo su propósito en la vida.

  Y era una mentira.

  Las paredes rocosas rasparon contra sus alas mientras se alejaba de la isla de los Alas Nocturnas. Podía sentir el rugido del volcán a través de sus garras. Sus amigos estaban detrás de ella, todavía de cara a Oráculo, pero tenía que alejarse de ellos, de él, de todo.

  «Él inventó la profecía. Todo fué un truco.

  »No. No lo creo. Es un dragón vengativo y cruel que siempre nos ha manipulado a nosotros y a todos los que lo rodean. Diría cualquier cosa para lastimarnos.

  »La profecía es real. Tiene que ser».

  Ella salió del túnel hacia la selva e inmediatamente se estrelló contra el costado de un dragón negro flaco. El Ala Nocturna gruñó de sorpresa y la miró. Sol trató de dar media vuelta y volar hacia el otro lado, pero una pared torpe de alas negras, garras y colas la obligó a retroceder.

  A la luz de la luna, toda la selva tropical parecía estar hirviendo de dragones. Rugidos y silbidos y gruñidos ahogaron el sonido de las gotas de lluvia golpeando las hojas a su alrededor. No ayudó que la mitad de los dragones estuvieran oscuros ya que las sombras y la otra mitad estaban camufladas, por lo que las garras y las esquinas de las alas parecían asomar repentinamente de la nada. Sol evitó por poco que se le metiera la cola en la oreja cuando dos Alas Nocturnas quedaron atrapados en una enredadera que colgaba y se dieron vuelta violentamente como si estuvieran siendo atacados.

  —¡Todos cálmensen! —gritó la voz de Gloria.

  —¡Escuchen! —vociferó Magnífica, la antigua Reina Ala Lluviosa—. ¡Su nueva reina está hablando!

  Varios Alas Nocturnas murmuraron en voz baja, pero ninguno lo suficientemente fuerte como para ser escuchado, e incluso ellos se quedaron en silencio mientras otros les silbaban.

  Sol se agachó y se deslizó entre la multitud, pero no pudo llegar más allá del arroyo. Varios Alas Lluviosas estaban junto al agua, en tonos de azul y violeta, sosteniendo lanzas de los Alas Nocturnas. La mayoría de ellos estaban arruinando el efecto mirando las lanzas con expresiones desconcertadas, o sosteniéndolas boca abajo.

Alas de Fuego: La Noche más Brillante (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora