5: Primera mirada

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Courtney:

Oír la palabra hermanastro me aterra, y tan sólo de pensar en madrastra me viene a la mente la película de “Cenicienta” por todos los maltratos y las humillaciones. Tal vez Delia no sea una madrastra malvada, pero claramente es muy pronto para juzgar. Pero aún no he conocido a su hijo, es posible que sea uno de esos estiradillos  pasean por la calle presumiendo su fortuna, cosa que mi poca paciencia soportará muy poco, detesto a esa clase de personas.

Esta es una situación muy rara para mí, vivir con mi padre, su esposa y su hijastro, todos los lujos, no lo sé, no siento que sea yo.

Cogí mi móvil y caminé hacia el baño, encendí la luz, camino hasta el lavabo y me agacho un poco para abrir la pequeña puertecita de madera que está rodeada por gavetas, supongo que aquí es donde encontraré toallas y albornoces. Saco un albornoz rosa, una toalla y cierro la pequeña puerta.

«Un momento»

¿Acaso estará mal revisar que es lo que me puedo encontrar aquí? Es decir... no me vendría nada mal darme un baño con espuma.

Comencé a buscar en las gavetas y encontré desde sales de baño hasta pastillas para calmar los dolores de ovarios.

Agarré las sales de baño, unas velas aromáticas con esencia de vainilla y unas mascarillas de rosas para la hidratación de la piel.

Puse todas las cosas en las losas de mármol blanco, abrí el grifo de agua tibia y empecé a echar poco a poco las sales, mientras se iba llenando la tina fui rápido a mi habitación y saqué de la maleta de la ropa mis pantuflas de osito rosa.

Llegué al baño y rápidamente me quité el vestido, el sostén y mis bragas. Encendí mi móvil y puse a todo volumen una canción de Irene Cara llamada What a feeling, encendí las velas con un pequeño encendedor que encontré en una de las gavetas, me metí en la bañera y al sentir el contacto del agua tibia con mi piel es como si hubiera tenido un pequeño orgasmo, abrí el paquete de mascarillas, descansé la cabeza en el reposador creado especialmente para poner la cabeza y me puse la mascarilla.

«Dios que delicia» Me imagino que esto es una de las cosas por la que exista la frase: Vida de rico.

No sé si pasaron segundos, minutos u horas yo sentía que estaba en las nubes, pero mi felicidad no duró mucho porque sentí unos toques en la pared que me hicieron abrir poco a poco los ojos.

—Mierda —farfullo al ver el chico de cabello negro chorreante de agua, ojos verdes y piel bronceada, es muy evidente que es el hijo de Delia.

Trato de undir mi cuerpo un poco más, llevo una mano a mis senos y trato de cubrirmelos un poco y la otra la pongo encima de florecita.

—¿Relejante no? —habló cruzándose de brazos en frente de mí, y no fue hasta ese momento en el que mis ojos empezaron a recorrer su abdomen bien marcado y se estacionaron encima de la toalla blanca que estaba envuelta en su cintura.

Espera, espera, espera... ¿acaso no llevaba nada debajo de la toalla? ¿Estaba desnudo?

—Te informo que por tu música de mierda no pude tomar un baño relajante.

«¡Reacciona Courtney!»

—¿Y por ese hecho crees conveniente venir a mi habitación, o más bien... entrar a mi baño?

—Por supuesto, vine para decirte que me gustaría que bajaras la música, y además viendo el lado positivo... me llevo una hermosa foto tuya que de seguro veré todas las noches antes de dormir.

Juntos hasta el final ✓ (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora