13: Algo inesperado (1)

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Courtney:

Me acuesto en la cama abrazando a Amoroso y comienzo a mirar el techo. Es inevitable que los recuerdos de Ian y sus dedos haciendo maravillas no vengan a mi mente.

Jamás había experimentado algo así. Es decir... sólo me lo he hecho a mí misma cuando veo algunos vídeos calientes en Internet. No me critiquen, soy una chica de 18 años que nunca ha tenido sexo. Digamos que soy de las que esperan al amor de su vida para entregar ese tesoro.

Bajo de mi habitación con una sonrisa en el rostro y con un blog de notas en una mano y en la otra un estuche para lápices, borradores y crayones. Hoy me levanté de buen humor y deseando salir a caminar un poco por las calles de Santa Mónica.

Mi padre hoy entra a trabajar tarde, así que no me sorprende verlo sentado leyendo el periódico y tomando café en la cocina a las 10:30 am.

—Buenos días —lo saludo alzando la mano y sonriéndole.

—Buenos días cariño —me da una sonrisa de oreja a oreja y vuelve a fijar la vista en el periódico.

Abro el refrigerador y al ver unos cuantos cuencos con fruta picada decidí hacerme una ensalada de frutas con yogurt para desayunar.

Cojo un plato como si fuera a preparme cereal y echo un poco de mango, kiwi, fresa, manzana, durazno y luego rocío el yogurt griego por arriba de las frutas.

—¿A qué hora te marchas? —le pregunto a papá, sentándome en una de las banquetas para poder desayunar.

Papá me mira mientras se toma el último sorbo de café.

Se levanta de la banqueta, se arregla la corbata y coje las llaves de la encimera.

—Ahora mismo, tengo una cita importante con unos nuevos proveedores para la radio.

Mi padre pasa por mi lado y da un beso en la coronilla de la cabeza. Ni siquiera me inmuté y seguí devorando mi desayuno.

—¿Frutas con yogurt? —cuestiona él, con una voz cariñosa y amable.

—Sí. ¿Quieres un poco? —lo miro y junto con mi cuchara levanto el plato, que ya va por menos de la mitad con las frutas.

Papá coje mi cuchara, saca una rodaja de mango y durazno y se lo lleva a la boca. Comienza a masticar y me hace un gesto de perfecto con las manos.

Sonrío, y literalmente le quito el cubierto para seguir degustando mi desayuno.

—Yo sé que soy una experta en la cocina. Y eso que aún no has probado mi carne en salsa con patatas.

—Aprendiste de tu madre. Ella es una excelente cocinera —pensaba que iba a encontrar un brillo en su mirada, pero no, no encontré nada—. Ahm... ¿Vas a salir?

—Voy a ir a pintar al parque —le respondo con un tono de voz aburrido.

Mi padre asiente y me vuelve a besar la coronilla de la cabeza, pero esta vez sí se marcha.

No pasaron tres minutos y ya estaba saliendo de la cocina, dispuesta a salir de la casa para poder irme al parque.

—Ohh, Delia —me sorprendí al ver a la esposa de mi padre recostada en el gran sofá con su pijama y bata levantadora con un diseño de leopardo—. Pensaba que te habías ido con mi padre.

—No pude —me da una sonrisa de labios cerrados y se coloca en el sofá, buscando la comodidad—. Me acaba de bajar la regla y digamos que...  el primer día siempre me baja el ánimo.

Juntos hasta el final ✓ (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora