Capítulo 2

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Si había algo que jodia a SeongHwa de una manera increíble era que lo despertaran cuando se quedaba dormido en su taller. Por Hefesto, odiaba que lo despertaran y peor aún ¡Que se metieran en su taller! 

Bueno, habría que explicar porqué SeongHwa se quedó dormido en su taller siendo que tenía cama. La cosa partió porque luego del ataque de la bestia de mierda esa, SeongHwa tuvo muchas, pero muchas solicitudes de miles de personas para que les fabricara extremidades artificiales. Le ofrecieron su buena paga por los brazos y piernas de metal, y claramente SeongHwa no se podía negar a semejante oferta.

Estuvo dos años trabajando a lo loco y los pedidos ya estaban por terminar, pero entremedio de eso, el pelinegro tenía que ir a los laboratorios para verificar que el equipo científico avanzara con los N.A. Esa fue una de las principales razones por las que aún no terminaba de fabricar. 

Se preguntarán ¿Cómo era la vida cotidiana del herrero e inventor más reconocido de los ocho elementos?

Pues la vida de SeongHwa era solitaria y humilde. 

Mucha gente pensaba que él vivía casi que en una mansión como las que alguna vez tuvieron los Choi (Sin ánimo de ofender, mentira, SeongHwa odiaba a los señores Choi.) y la realidad era que SeongHwa vivía en una casa sencilla que él mismo construyó. Cuando empezó a inventar cosas su primera gran creación fue su casa.

Tenía bastante dinero, si, pero normalmente lo gastaba en las cosas básicas y el resto lo guardaba para comprar otras cosas o lo donaba al orfanato de donde salió cuando tenía unos 10 años. 

No tenía ningún amigo cercano, desde pequeño había aprendido a desconfiar de la gente que se le acercara demasiado. La razón principal era porque todos siempre buscaban a SeongHwa por su ingenio, por su habilidad a la hora de crear. No lo buscaban para otra cosa más que eso, de hecho nunca había tenido pareja. Pero si había tenido citas, donde el objetivo de sus acompañantes era que él les fabricara algo. 

En fin, la vida no era para sufrir. SeongHwa no iba a ponerse a llorar por todas las cosas malas que le sucedieron alguna vez. La vida no era para sufrir, bórrense eso de la mente.

Retomando, SeongHwa lanzó una patada voladora que le dio en la cara a esa malvada e insensible persona que se atrevió a despertarlo y a meterse en su taller.

Y diablos que conocía bien a esa persona. 

-¡¿Qué mierda te sucede SeongHwa?! ¡Estabas casi que cayéndote de la silla! - Exclamó molesta Christine mientras se sobaba la nariz.

Vale, Christine y él se conocían por el simple hecho de que ambos vendían cosas en el P.C.I. Una vez SeongHwa le arregló voluntariamente un hacha a Christine y para la estúpida eso fue como el inicio de una bella amistad unilateral. 

SeongHwa había jurado desde que salió del orfanato que JAMÁS golpearía a una mujer, pero hombre, Christine colmaba su paciencia a niveles preocupantes que le provocaban altas ganas de reiniciarle el sistema con un martillo. 

-¡¿Y por qué demonios entraste a mi taller?! ¡Es que tú tienes problemas con vivir o algo! -

-Ya me lo han dicho mucho y tampoco es que no haya tratado con personas como tú antes, pero no vine a eso. Mingi me envió por su pierna, ya sabes, el pobre no sale de esa playa casi que hace dos años y lleva el mismo tiempo sin ver a YunHo. Está desesperado. -

-Ah, eso. Dile que aún no está lista, le estoy dando alargando el muslo porque el idiota es alto y tiene piernas largas. Mis moldes son para personas más bajas que él. - SeongHwa se volvió a sentar en la silla para después mirar a Christine. - ¿Ya te vas o hay algo más? -

Secretos de Rayo Y Metal IV (SeongJoong)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora