¿Cuál es el problema del frío corazón del rey del infierno?

124 13 8
                                    

(Perdón, de Lord Sesshomaru)

-Aome, el hermano de Inuyasha tiene razón, deberías descansar- dijo Kikyo acercándose a su reencarnación y notando el olor a sangre que desprendía la chica- Luego hablaremos de los fragmentos...

-¡Oh no! ¡Los fragmentos!- dijo Aome apenas notando que no sabía dónde estaban- ¡Sesshomaru los he perdido!

-Hum- bufó Sesshomaru, a él también se le había olvidado.

-¡¿Cómo que los perdiste?!- rugió Inuyasha tomándola de un brazo- ¡¿Acaso eres tonta?!

-Yo...- murmuro Aome bajando la mirada, los ojos de Inuyasha parecía que le atravesaban el alma- No sé cómo paso.

-Ciertamente yo también los perdí cuando salte al pozo- murmuro con pena Kikyo y con un ligero movimiento de sus manos alejo a Inuyasha de Aome.

-¡Par de...!- empezó a decir Inuyasha

-¡ABAJO!- gritó Aome- ¡ABAJO, ABAJO! No fue nuestra culpa.

-¡Aome!- gruñó Inuyasha

-Cállate, hibrido- murmuro Sesshomaru quien observaba la escena dos metros atrás- Miko, ve a descansar.

-¡Tú no le puedes dar órdenes!- rugió Inuyasha

-¡Y acabo de reencontrarme con mis amigos!- secundo Aome haciendo que el yokai colocara los ojos en blanco.

-Aome, Sesshomaru, Inuyasha- dijo una voz bastante conocida a sus espaldas, la Sra Higurashi se acercaba a paso firme- Dejen de armar alboroto, todos parecen bastantes cansados, quédense esta noche, tendrán comida, un baño y una cama.

-Mamá...- murmuro la chica de ojos azules viendo la sonrisa dulce de su madre.

-Aome, sé que has esperado por esto durante estos años- dijo su madre y se dirigió a los hermanos Taisho- ¡Y ustedes dos! ¡Dejen de gritar en el templo!

-Hum- asintió Sesshomaru y camino hasta donde se encontraba Rin para sentarse a sus pies.

-Está bien- dijo Inuyasha bajando la mirada, Naomi Higurashi le sonrió.

-Bien- dijo mirando a los demás- Aome, lleva a las dos jovencitas a la casa, creo que deben asearse.

Aome asintió y le hizo un gesto a Sango y a Kikyo para que la siguieran, se sentía incomoda teniendo a Kikyo en su casa. Luego de que las tres se bañaron, Aome escucho a Sota llevar al monje Miroku hasta el baño y contarle como se usaba.

-Sango, creo que esto te quedara- dijo Aome pasándole un short de pijama blanco con rayas negras y una camisa blanca con un estampado de snoopy.

-¿Qué es esto, Aome?- dijo la exterminadora envuelta en una toalla mientras se vestía.

-Un pijama- respondió la miko pasándole uno a Kikyo- Supongo que te queda.

-Gracias- murmuro Kikyo colocándose el short y la camisa rosadas, esa era una época extraña pero lo más extraño era esa niña, Aome, sabía que estaba incomoda, como ella, y seguía allí como si nada pasara.

-Aome, ¿Qué has hecho en estos años?- preguntó curiosa Sango a su amiga.

-Estudiar- dijo Aome alzándose de hombros- Sólo eso...

-Yo, bueno, me voy a casar- murmuro Sango haciendo que Aome se acercara llena de curiosidad- Con Miroku.

-¡¿Qué?!- grito la miko- ¡Sango! ¡Tú...! ¿Lo amas?

-Sí- dijo ruborizada Sango- ¿Tú no has salido con nadie?

Aome frunció el ceño y miro a otro lado, Kikyo frunció el ceño, no tenía que ser una miko para darse cuenta que la mirada de Aome estaba llena de dolor.

Al otro lado del pozoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora