Los sentimientos sellados con Inu no Taisho.

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Aome se sorprendió tanto o más que los demás al ver a colmillo sagrado protegerla y luego caer en sus manos, seguido sintió que se dormía y era transportada a otro lugar.

Era un hermoso lugar lleno de flores de cerezo y un lindo manantial, tal vez era el cielo.

-Aome- llamó una voz grave tras ella, se dio vuelta y observo al youkai tan parecido a Sesshomaru pero tan diferente, parecía más cálido y llevaba el plateado cabello recogido- Me alegra que por fin estés aquí.

-Disculpe, ¿Quién es usted?- preguntó Aome sin tener idea de donde estaba, el atractivo hombre le sonrió.

-Inu no Taisho- respondió con calma- Estamos en un plano astral de colmillo sagrado, tú eres quien puede ayudar a mi hijo, si no fuera así la espada no me hubiera despertado.

Aome parpadeó varias veces a modo de sorpresa, estaba en un plano astral... ¿era un espíritu? ¡¿Él era el padre de Sesshomaru e Inuyasha?!

-Yo...no sé qué decir, no sé cómo hacerlo, señor- dijo Aome respirando entrecortadamente aunque no lo necesitaba allí. Inu no Taisho se rio divertido y se acercó un poco a ella.

-Hace muchos años busque la manera de liberar a Sesshomaru, no fui un buen padre, lo admito, pero no quise que mi hijo sufriera- comentó Inu no Taisho bajando la mirada a los ojos azules de Aome- Inuyasha sufrió por su condición de hanyou pero tuvo una madre muy afectuosa, Sesshomaru por el contrario no recibía mucho afecto de su madre, más que todo veneración de nuestros vasallos.

-Eso es terrible- murmuro la miko imaginándose una vida sin su madre, para ella Naomi Higurashi lo era todo al igual que Souta y el abuelo.

-Lo es- asintió el youkai- Siempre había una guerra que pelear, Sesshomaru fue uno de mis mejores soldados, no, fue el mejor asesino- dijo con pesadez el youkai y luego sonrió con tristeza- Le enseñe a pelear, lo lleve a la guerra y como era la tradición le presente varias mujeres. Su vida no era muy entretenida en realidad, no creo que haya conocido el amor de una mujer, luego llego esa sacerdotisa negra y le lanzo un terrible hechizo, intente por todos los medios frustrar su plan, así que acudí a una sacerdotisa muy poderosa...

-¿Una sacerdotisa?- dijo Aome sorprendida, ¿un demonio acudiendo a una sacerdotisa? Inu no Taisho asintió y sonrió con ternura paternal.

-La sacerdotisa del templo donde conocí a la madre de Inuyasha- dijo el youkai como rememorando todo en su mente, Aome abrió la boca sorprendida- Izayoi la convenció de ayudarme... El día de mi muerte, ella sellaría mi alma en colmillo sagrado hasta que llegara la única mujer capaz de darle una oportunidad a Sesshomaru sin importar quién era, sin su posición o su genio. La sacerdotisa dijo que vendría alguien con un poder capaz de devolverle la calidez a mi hijo.

-Y aceptaste- dijo Aome con un poco de sorpresa en la voz, no era una pregunta, era de esperarse que lo hiciera.

-Por supuesto, he estado con él desde entonces, dormido, hasta hace unos años cuando cruzaste el pozo, Aome- el padre de Inuyasha y Sesshomaru le regalo una sonrisa divertida y aliviada, Aome comprendía perfectamente por qué- Ese día supe que el momento había llegado, lamentablemente mi hijo no fue muy caballeroso contigo.

-Por supuesto- sonrió Aome ante el recuerdo, Sesshomaru la había querido matar.

-Espero le perdones, Inuyasha es un poco infantil aun pero confió en que no permita que mi otro hijo te haga daño, en cuanto a Sesshomaru...me temo que su madre no le enseñó a no dañar a los humanos.

-Todo esta perdonado, señor- sonrió Aome cálidamente- Pero, Sesshomaru, él odiará la idea de ser ayudado por...

-Tonterías- negó Inu no Taisho- Mientras yo esté en está espada no podrá tocarte contra tu voluntad. Recibirá la ayuda a regañadientes.

Al otro lado del pozoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora