Al otro lado del pozo

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En la era Sengoku, en una mansión desconocida en un sitio rebuscadamente desconocido.

-¿Qué quieres decir con que el youkai murió?- preguntó un enojado Naraku.

-Bueno, mi señor... a pesar que puedo regenerarme y crear clones míos no soy el mismo sin un fragmento- dijo el youkai lagarto temeroso- Además estaba bastante débil y Sesshomaru y la miko se aliaron...

Naraku lanzo un gruñido.

-Kagura.

-Sí, mi señor- dijo la youkai apareciendo frente a él.

-Quiero que busques a una bruja que nos permita ir por los fragmentos que tiene la reencarnación de Kikyo y la vida de Sesshomaru, ah y alguien que se encargue de robarle los fragmentos a la estúpida de Kikyo.

-Sí, mi señor- dijo Kagura en una reverencia- ¿Algo más?

-Sácalo fuera de mi vista- dijo Naraku hacia el otro youkai, la pelinegra asintió.

.

Inuyasha estaba desesperado, ya no sólo por no poder pasar el pozo, sino por Kikyo quien llevaba veintiséis horas meditando frente al pozo con Miroku.

-¿Cómo sabe que está en peligro?- preguntó Shippo en un susurro

-Lo ha sentido, ella dijo que los fragmentos que posee están cambiando de algún modo- dijo la exterminadora con el ceño fruncido.

-Aome- murmuro una preocupada Kikyo quien hace veintiséis horas había despertado muerta del terror, había soñado que estaba en otro lugar, con Sesshomaru, Rin y otro niño, ella estaba en el cuerpo de Aome, sintió el veneno en su ser, era un dolor horrible. Desde hace tantas horas había decidido romper la barrera que Aome había colocado e ir en su ayuda pero había sido en vano, la barrera era más fuerte por alguna razón.

-Es como si sus poderes quisieran asegurar algo- murmuro Miroku para sí mismo.

~ooo~

Aome estaba en una pequeña y bonita cabaña, Inuyasha estaba junto a ella abrazándola, parecía preocupado, enfadado, resignado. Ella se sentía triste y preocupada, sabía que el corazón de su amado no estaba con ella desde que Sesshomaru cruzó el pozo, tal vez desde que esa mujer apareció en su vida.

¿Esa mujer? ¿Qué mujer?

Se levantó de donde se encontraba sentada, se supone que ella estaba con Sesshomaru ¿no? Aome camino hacía el bosque perdiéndose entre los árboles, una presencia estaba tras ella.

-¡Kikyo!- llamó Inuyasha- ¡Kikyo espera!

-¡Que no soy Kikyo!- gritó Aome- ¡Mi nombre es A-O-M-E!

Inuyasha le miró como si estuviera loca.

-Vamos a dormir mejor- él la tomo en brazos y la llevo de nuevo a la cabaña, ella por inercia miro al espejo de enfrente y casi grito- Kikyo ¿Qué pasa?

-Kikyo- murmuro ella y reconoció que su voz era la de Kikyo, se acercó asustada y con lentitud al espejo- Kikyo, ¿soy yo?

-¡Bah! ¡Te has vuelto loca!- dijo Inuyasha en reproche

-No, Inuyasha, escúchame...- dijo Aome pero él no prestó atención.

-Aome- llamó su propia voz desde el espejo, ella se dio vuelta y observo a Kikyo- ¿Estás bien? Escúchame, esto no es solo un sueño, es real de algún modo, como una visión, lo he visto, tengo que ayudarte.

-¿De qué estás hablando?- preguntó Aome haciendo una mueca la cual la imagen de Kikyo le devolvió

-Querida niña- murmuro una suave voz cerca de ella quien dio vuelta, una hermosa mujer le sonreía.

Al otro lado del pozoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora