Parque de diversiones.

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Aome estaba helada ante el beso de Sesshomaru, hubiera preferido verlo hacer una pataleta, intentar matar a alguien o gritar... pero no, había tenido el descaro de tomar su cintura y acariciar su mejilla con la ternura, la dulzura y el amor que nadie le había demostrado, no de esa manera tan amorosa y sensual. Los fríos labios del youkai le dieron un pequeño y casto beso y sus ojos amarillos la miraron tranquilos.

-¿Qué haces?- preguntó Aome sintiendo que temblaba, Sesshomaru le sonrió.

-Besar a mi futura esposa- dijo divertido Sesshomaru ante la atónita joven- Vámonos de aquí, humana.

Aome asintió aun roja descubriendo la jugarreta de Sesshomaru se dirigió al lugar donde los dos niños seguían mirando el poster.

-Nos vamos- dijo tomando a cada uno de una mano y halándoles hacia el auto.

Una vez lejos de todos, en la casa y con los niños fuera del auto, Aome miró llena de furia a Sesshomaru.

-¿Qué crees que hacías?- gruño ella- ¡No puedes andar por ahí besando gente, Sesshomaru!

-Tú no puedes ir por ahí dejando que la gente me acose- le dijo él con seriedad y calma- Pude matarlos, lo sabes.

-No quiero que me vuelvas a besar- dijo Aome enojada y salió del auto dando un portazo – Se cree mucho ese perro inútil.

Sesshomaru se cruzó de brazos y bufó, él no era ningún perro inútil, esa humana era tan estresante y molesta y lo que más le molestaba eran sus palabras. ¿Qué tenía de malo su beso? No había sido malo. << No pudo haberme gustado >> se regañó << No es la primera mujer que besas>> pensó recordando a las mujeres a las que había poseído << Es la primera a la que besas y antes cuidó de ti, estas envejeciendo, sólo eso >> se tranquilizó y bajo del auto.

Aome estaba en su habitación, enojada, asustada, herida, se sentía sucia, él la había besado de esa forma solo para deshacerse de las otras mujeres, a ella aun así le había gustado ese beso y eso la enfurecía y la asustaba. Hace mucho tiempo no había estado con un chico, todos la habían herido y no sabía que hacer o pensar.

-¿Hermana?- la voz de Souta la trajo a la realidad- ¿Estás bien?

-Sí, no te preocupes- dijo Aome abriendo la puerta- ¿Qué ocurre?

-Rin quiere ir a la ciudad de hierro...- dijo Souta y miró su brazo- No sé si sea buena idea...

-Souta, claro que podemos ir- dijo Aome abrazándolo- Puedes jugar si tienes cuidado...

-Hermana, ¿El hermano de orejas de perro te hizo daño?- preguntó Souta con preocupación, Aome negó- Sería cruel que él fuera como...Lo siento, hermana, no debí decir nada.

-No importa- sonrió Aome, Souta siempre se preocupaba por ella, era muy tierno.

Sesshomaru escucho la conversación desde el piso de abajo y suspiró, tal vez había sido mala idea, pero no sé arrepentía, no lo admitiría aunque lo matasen.

-Amo Sesshomaru- llamó Rin- ¿Por qué no viene con nosotros a los juegos esta tarde si la señorita Aome nos deja? ¡No se peleen!

-Sí, Rin, lo haré- dijo Sesshomaru observando a la niña y sonriendo ligeramente.

Aome bajo las escaleras con Souta pisándole los talones y observo al youkai de cabellos platinados y luego a Rin.

-Vamos al centro comercial- dijo Aome mirándolos con seriedad- Sacaré dinero del cajero para comprar comida e ir a la ciudad de hierro ¿vale?

-¡Genial!- dijo Rin corriendo a abrazarla, Aome sonrió cálidamente y se preguntó qué haría cuando ya no estuviera.

Sesshomaru y Aome no hablaron mucho en todo el camino a diferencia de Rin y Souta que parecían planear cada cosa.

Al otro lado del pozoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora