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─ ¿No fue ayer? ─pregunto Shotaro.

─No, ayer dieron a Dooly el dinosaurio ─contesto una niña.

─Pero yo recuerdo estar viéndolo. ¿Verdad Sungchan? ─pregunto agitando el brazo de su amigo para captar su atención.

Sungchan que estaba comiendo su sopa hizo un movimiento afirmativo para después decirle con la boca llena que dejara de moverlo tanto porque podría marearlo.

─Te lo dije.

─Joy dijo que no podemos ver eso. ─volvio a contestar la niña─. Si ella los encuentra viendo eso en la televisión podría quitarles puntos.

─Pero no nos descubrió gracias a que Yujin estaba vigilando la puerta. ¿Verdad Yujin? ¿Verdad que si? ─volvió a preguntar y Yujin ni siquiera lo miro.

Sungchan se dio cuenta de eso. Yujin era una niña muy reservada y siempre acataba todas las ordenes, no protestaba y no hablaba a menos que fuera necesario. Era demasiado tímida y asustadiza, si le levantabas la voz ella siempre se asustaba o temblaba ligeramente.

─Yujin. ─susurro Sungchan al tenerla al lado en la mesa para comer─. ¿Quieres un poco de brócoli?

La niña levanto su mirada del plato para después negar con la cabeza lentamente. Ni siquiera le dio un probado a su comida, solo tenia la mirada fija en la cuchara.

─Se que te gusta el brócoli. ─trato de convencerla para después tomarlo con su tenedor y dejarle unos dos pequeños brócolis en su plato─. Come bien.

Yujin asintió para después tomar uno y llevárselo a su boca para masticarlo, unos pequeños mechones atravesaron su rostro y Sungchan con amabilidad los coloco detrás de su oreja para que no la molestara.

─Si quieres algo más, házmelo saber.

Ella no dijo nada más y siguió comiendo en silencio mientras que Shotaro seguía platicando con los demás niños sobre la caricatura que vio ayer en la noche en secreto.

─ ¡No le digan a Joy! ─le grito Shotaro a otro niño de la mesa─. De por si fue difícil verlo sin que Hendery se diera cuenta.

─Por algo Hendery tiene más puntos que ustedes. ─dijo otro niño de la mesa mirándolo mal.

─No hablen de él. ─dijo Shotaro de mal humor─. Luego lo invocan y nadie quiere verlo.

─Yo si. ─susurro la niña con una sonrisita de enamorada. Shotaro la miro mal en broma.

En cuanto Sungchan termino su plato se levantó de la mesa para lavarlo. Después salió corriendo al patio para ver si por mera suerte se encontraría a Jaehyun.

Tomo la pequeña caja para frutas y la posiciono de nuevo enfrete de la cerca de madera. Piso encima de ella para poder ver si Jaehyun se encontraba a la vista.

Y así fue.

Observo a Jaehyun con una manguera, regando las plantas frente a la iglesia mientras su vestimenta se trataba de una camisa gris y unos pantalones del mismo color.

─ ¡Jaehyun! ─grito Sungchan sin alzar demasiado la voz, lo suficiente para que él pudiera escuchar.

El nombrado volteo a su alrededor confundido hasta toparse con Sungchan dándo saltitos para que lo viera. Cerró el grifo donde la manguera estaba conectada y se acercó con el menor para saludarlo.

─Hey. ─dijo caminando hacia él hasta llegar a la cera─. Hola.

─Que bueno que estas aquí.

De la nada se le vino a la mente unas palabras que Shotaro le había dicho esa noche que estaban viendo esa serie infantil.

─ ¿Puedo preguntarte algo?

─Lo que quieras.

─Adentro de la iglesia, ¿es cierto que hay un cuarto secreto lleno de dinero?

Shotaro le había dicho que en el fondo de la iglesia se encontraba un cuarto con el dinero que la iglesia ganaba, que eran millones.

─No, no creo. ─contesto Jaehyun extrañado de esa pregunta─. Dudo que ahí guarden dinero. ¿Dijiste que nunca has entrado, no?

─No, no voy a misa como algunos niños de aquí. ─contó Sungchan─. Al principio Joy llevaba a unos cuantos niños a la iglesia de ahí pero a mi nunca me han llevado y tampoco tengo tantos puntos para salir. Joy respeta nuestras creencias...supongo. Me gustaría pensar eso a creer que no me quieren fuera.

─ ¿Desde hace cuánto no sales? ─preguntó Jaehyun con preocupación.

─No lo se, perdí la cuenta después de un buen rato.

Jaehyun se sintió tan mal y más cuando la voz de Sungchan sonó con decepción y tristeza, ni se diga su mirada.

─Salgamos juntos. Yo hablare con Joy.

─ ¿¡En serio!? ─grito emocionado, con un brillo en sus ojos que nunca antes había visto en una persona.

─Si, pero si te soy honesto seria mejor llevarte a otro lugar. Digamos que la iglesia no es algo tan magnifico como piensas.

─ ¿Por qué?

─Solo...hay mejores lugares. ─dijo para después dedicarle una sonrisa genuina, se enterneció al verlo de esa manera─. Me tengo que ir, no quiero que luego me regañen. No te preocupes, hablare con Joy y buscare algún lugar divertido para ti.

Sungchan asintió y le agradeció millones de veces mientras daba unos pequeños saltitos. Cuando Jaehyun se despido, el menor entro corriendo al orfanato en busca de su amigo para contarle la noticia, subió las escaleras para adentrarse a su cuarto.

─Shotaro, Shotaro. ─lo nombro pero en cuanto abrió la puerta se encontró solamente a Hendery leyendo un libro en su litera.

─Shotaro no esta. ─respondió de mala gana, sin siquiera voltear a verlo.

─ ¿Sabes dónde se encuentra?

Hendery se encogió de hombros sin darle importancia.

Los niños buenos van al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora