Maquillaje

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Mis amigos y yo vivimos el golpe de estado llenos de temor y de angustia. Teníamos miedo de que las cosas volvieran a ser en blanco y negro cuando los ochentas habían llegado con una explosión de color. Hay gente que dice que la década empezó después del 23 de febrero. No sé si será verdad, lo que sí sé es que para mí si empezó aquel día, el día en que sin darme cuenta, formé mi propio grupo. Poco importaba que uno fuera heavy y el otro un New Romantic. En aquella época esas cosas eran lo de menos; era más importante tener un buen corte de pelo que saber tocar un instrumento. Mi sueño empezaba a hacerse realidad.

Cada vez me sentía mas a gusto trabajando en el 33, Venancio era un jefe estricto, pero con mucho corazón y lo mejor era que podía admirar a diario a María, era ese tipo de chica poco impresionable, una chica difícil, pero estaba seguro de que algo sentía ella también, podía jurar que muchas veces sentí su mirada cuando limpiaba la barra o cuando servía tragos. Pero siempre que me acercaba pasaba totalmente de mi... No me permitía decirle una palabra. Usualmente limpiaba la mesa más cercana al rincón para observarla acomodar el almacén, quedaba perdido en esos momentos. 

- Despierta Mario, ¿me vas a ayudar o no? - Mira, limpia eso. – Interrumpió Colate arrojando servilletas al piso.

- ¿No lo quieres tirar más lejos?

- Lo puedo intentar.

Me acerque a la entrada a levantar las servilletas que estaban tiradas cuando alguien abrió la puerta tomo una escoba que estaba en la entrada y comenzó a golpearme.

- ¡Ladrón, Hijo de puta, ¡maricón! – Gritaba el Chakas sin parar de golpearme.

- ¡Chakas, Chakas¡¿Qué pedo güey? Soy yo.

- Ay que susto, creí que era un ladrón, menos mal que eras tu Mario

- Si güey gracias- Respondí molesto.

- Ay Colate, dame un té de tila pál, espanto.

- ¿Té de tila Chakas?, No tengo.

- Pues Dame un Aniceto que es lo mismo. – Grito Chakas golpeando la mesa.

- ¿Un Aniceto?

- Si anís del mono, ándale.

- ¿Del mono?

- Pal mono, Monísimo. – Exclamo, señalándose a sí mismo. – Pero del seco, que es más rico.

- Son cincuenta, Chakas. – Dijo Colate poniendo la copa en la mesa.

- ¿De qué?

- Del anís.

- ¿Qué hay con el anís?

- Que son cincuenta pesetas.

- ¿Y?

- Pues me lo tienes que pagar.

- ¿Qué?

- El anís.

- ¿Y cuánto es?

- Cincuenta pesetas.

- ¡¿Cincuenta?¡ - Grito Chakas con todas sus fuerzas.

- Sí Chakas. – Contesto Colate cubriéndose con su mano.

- ¿Con todo y pelo flotando dentro? – Afirmo arrancándose un vello de su pelvis.

- Sí.

- Ni madre. Anís con pelo, invita la casa. – Se tomo sin demora el Anís.

- Chakas, No mames.

De pronto Guillermo apareció corriendo por el bar muy animado con unos mallones brillantes de color plateado y empezó a bailar en la pista.

Hoy No Me Puedo LevantarWhere stories live. Discover now