XVII. La familia que eliges tener.

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El sol se ocultaba y la penumbra llegaba poco a poco, las estrellas comenzaban a verse en el cielo, Ji Min al pie de su ventana estaba ensimismado en el paisaje crepuscular de todo cuanto estaba a la vista desde aquel punto, al menos en ese efímero instante él podía olvidarse de su dolor.

- Jimin. –dijo Tae Hyung detrás de la puerta.- vamos a preparar la cena, pero estamos decidiéndonos ¿quieres carne o cerdo?

- No tengo apetito. –respondió el omega.-

Esa respuesta hizo que Tae Hyung suspirara y tomó la perilla de la puerta, girándola para abrirla y adentrarse a la habitación, aproximándose a Ji Min, sin que éste volteara a verlo.

- Debes alimentarte. –insistió el alfa.- si no lo haces por ti, hazlo por tu hijo.

- Mi hijo... -susurró el omega.- el que nacerá sin ver a su padre.

- No digas eso. –nuevamente suspiró.- yo encontraré a Jungkook y lo traeré de vuelta contigo, ya te lo dije.

Ji Min cerró sus ojos e igualmente suspiró, recargando su cabeza en el borde de la ventana, él tenía razón, no podía echarse a morir, tenía un hijo por el cual luchar, Jung Kook no estaba muerto, sabía que debía esperar.

- Está bien. –dijo Ji Min.- comeré lo que ustedes quieran.

Mantuvo sus ojos cerrados, intentando estar sereno, tener emociones fuertes probablemente sería malo para su embarazo, así que solo quería estar tranquilo y no llenar su cabeza de cosas absurdas como lo había hecho antes. Tae Hyung asintió y así como entró, volvió a salir de la habitación, dejando solo al omega sentado en la ventana, viendo cómo la luna subía lentamente, lo cual indicaba el pasar de los minutos.

Pensando en qué era lo que había hecho mal para merecer el sufrimiento de la soledad algunos recuerdos llegaban a su mente, como aquellas veces que Nam Joon se llenaba la boca diciendo que Seok Jin era la única persona que siempre estaba allí para él incondicionalmente, quien lo ayudaba y apoyaba, las veces que se quejaba de que Ji Min no era un buen amigo, a pesar de que dejaba de lado sus propios sentimientos para ayudarlo con su tóxica relación. También llegó a su mente aquel día en que el mismo Nam Joon, después de haber dicho que los tríos y las orgías eran algo asqueroso y que nunca haría tal cosa, terminó haciendo uno sólo porque Seok Jin se lo pidió; las veces que intentaron estar juntos y cuando Ji Min creía que había conseguido enamorar a Nam Joon él volvía a hacerlo a un lado, entonces no comprendía en qué había hecho mal para que ahora que estaba enamorado verdaderamente y era correspondido, su destino le siguiera haciendo sufrir al alejarlo de su amado. Se preguntaba si él no merecía la felicidad o el amor de alguien, si le quitaría a su hijo como lo había hecho con las gemelas, su cabeza volvía a llenarse de las ideas negativas que había querido ignorar, pero pronto oyó el ruido de la puerta que le hizo volver en sí, girándose hacia la misma.

- La cena está lista. –dijo Tae Hyung.-

- Ya voy...

La tenue y marchita expresión en el rostro de Ji Min agravó cuando al pasar de un par de meses no había noticia alguna del paradero de Jung Kook, su esperanza de volver a verlo caía más cada día que pasaba sin poder verlo o recibir una caricia suya, creía que se volvería loco, como antes lo había hecho cuando lo separaron de él por primera vez; su vientre había crecido, ahora podía verse a simple vista, aunque se rehusaba a ir al médico para hacerse una revisión y asegurarse de que todo anduviese bien con el bebé.

- No voy a hacerme un ultrasonido sin Jungkook. –decía.-

No podían obligarlo, así que lo dejaban tranquilo hasta que volvían a tocar el tema. Yoon Gi y Tae Hyung se encargaron de comprar todo lo necesario para el embarazo y para la llegada del bebé, ambos estaban igual de emocionados, era aquella la felicidad que les causaba ver el vientre de Ji Min crecer cada día, le compraban cremas, talco, vestidos de maternidad, pantalones y camisas, pero no les permitía comprarle ropa a su hijo, solo juguetes y las cosas que necesitaría para su aseo, no quería hacerlo, quería que aquellas cosas las comprara Jung Kook con él, algo que dejaba más triste a Tae Hyung por el hecho de no poder encontrar a su hermano, era como si se lo hubiese tragado la tierra.

Víctima del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora