XXII. Estoico.

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Asomado a la ventanilla del avión que los llevaría a la ciudad natal de Jung Kook, el joven omega observaba cómo se alejaban más y más de Gyeongsang Namdo, ascendiendo hasta que no podía verse más que el mismo cielo, entonces volvió a ver al alfa a su lado, el cual parecía aún estar considerando la idea de ir a casa de sus padres. Temía la reacción que pudiera tener su familia con respecto a su regreso con un omega embarazado, pero eso no quitaba el hecho de que dijeran lo que le dijeran daba lo mismo, no cambiaría a Ji Min por nada del mundo.

Durante el vuelo Ji Min se quedó dormido en su hombro, viajar le llenaba de cansancio y eso le hacía dormir fácilmente, además no había mucho que se pudiera hacer allí; Jung Kook esperó pacientemente hasta que por fin habían llegado a Busan, desabordaron el avión y fueron por su equipaje; Jung Kook observó de nuevo aquella ciudad que lo había visto nacer, no había pisado esas calles desde hacía mucho tiempo, exhaló un suspiro nostálgico y tomó las maletas para subir al taxi que pudo detener después de algunos minutos de estar de pie.

- ¿iremos directamente con tus padres? -preguntó Ji Min.-

- Claro. -respondió Jung Kook.- ¿o quieres ir a un hotel primero?

Esbozando una ligera sonrisa, Ji Min negó con su cabeza y tomó la mano del contrario, entrelazando sus dedos y acariciando la misma mientras miraba las calles, al igual que el peli-negro; el auto se detuvo frente a una casa familiar y allí bajaron, Jung Kook pagó al conductor por su servicio y éste se retiró sin demoras, la pareja se volvió hacia la casa y nuevamente el peli-negro suspiró, tomando la mano de Ji Min para acercarse a la puerta principal, dejó las maletas y alzó su mano, a punto de tocar, pero indeciso si hacerlo o no. Así estuvo durante un tiempo que para él fue eterno, aunque hubiesen pasado solo unos segundos; tomó la valentía suficiente y al fin llamó a la puerta.

- Ya voy. -respondieron desde el interior de la casa.-

Aquella había sido una voz femenina, inconfundible para Jung Kook a pesar del tiempo que había pasado desde la última vez que la escuchó, su corazón se aceleró por la emoción de volver a ver a la dueña de aquella voz melodiosa y una sonrisa tímida se dibujó en su rostro.

Cuando la puerta se abrió y una joven señorita de baja estatura y cortos cabellos castaños salió, la emoción terminó por asaltar a Jung Kook, definitivamente había crecido desde la última vez que la vio.

- Jungkook... -dijo ella con sorpresa.- ¡mamá, papá, no me lo van a creer!

Rápidamente la expresión serena en su rostro cambió, dejando ver la emoción y la felicidad que le invadían al volver a ver a su hermano mayor, se abrazaron y desde la espalda del alfa Ji Min observó la escena, sonriendo

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Rápidamente la expresión serena en su rostro cambió, dejando ver la emoción y la felicidad que le invadían al volver a ver a su hermano mayor, se abrazaron y desde la espalda del alfa Ji Min observó la escena, sonriendo.

- Oh... -susurró ella al notar la presencia del omega.- ¿quién es él?

Listo para presentar a su amado, Jung Kook se separó un poco de ella y tomó la mano de Ji Min, trayéndolo a su lado.

Víctima del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora