XXVII. Por verlo feliz otra vez.

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Cuando Ji Min salió de su delirio y se dio cuenta de que no era Jung Kook, sino Yoon Gi quien sostenía su mano soltó un suspiro y apretó el agarre del rubio, por un momento había tenido la esperanza de que su amado hubiese escapado otra vez de su opresora, pero se llevó una decepcionante sorpresa al ver que no era así, sin embargo se curó rápidamente del trago amargo, estaba aliviado de ver a uno de sus mejores amigos.

- Yoongi. –susurró Ji Min.- fue... fue horrible...

- ¿qué fue lo que pasó? –preguntó Yoon Gi.- pero primero dime cómo te sientes ¿necesitas algo?

Negando con su cabeza, Ji Min intentó incorporarse, pero se le hizo difícil, la cicatriz en su vientre aún dolía, al igual que sus golpes, se quejó y nuevamente suspiró.

- No te esfuerces, por favor. –dijo el rubio.-

- No estoy bien. –dijo Ji Min.- ella... esa loca... mató a la familia de Jungkook, se lo llevó y también a Taehyung, quiso eliminarme y... y...

Sintió un fuerte estrujón en su pecho al recordar, sus ojos se llenaron de lágrimas, por el momento esa era la única manera de desahogarse, Yoon Gi lo miró con pena, no había mucho que pudiese hacer por él.

- ¿te dijeron algo de mi bebé? –susurró Ji Min.-

- Sí...

Nuevamente Ji Min volteó a ver a Yoon Gi, en sus ojos se podía ver un leve brillo, como si se hubiese llenado de esperanza por un momento, pero el rubio solo agachó su cabeza y negó, aquello desvaneció ese brillo, haciendo que otra vez el omega sintiera el dolor perenne en su pecho.

- No pudieron salvarlo... -susurró Yoon Gi.-

Lleno de dolor, Ji Min apretó sus labios y sus puños con fuerza, también sus ojos, sus lágrimas se hicieron más gruesas y el dolor más fuerte.

- Ella lo mató. –dijo Ji Min.- esa maldita loca...

Su tristeza se mezclaba con la rabia que había comenzado a sentir y la cual se hacía más grande cada segundo; naturalmente Yoon Gi pagó por todos los gastos médicos, fue al departamento de Ji Min y sacó de allí todas las cosas del chico, las pocas cosas que habían quedado del bebé las dejó allí y las de Jung Kook también, tan solo se llevó lo necesario para Ji Min y cuando le dieron de alta fueron de regreso a Seúl, aunque tuvieron que ocuparse de los trámites para poder llevar el cuerpo del hijo que no tuvo la oportunidad de vivir para enterrarlo cerca de donde Ji Min pudiese visitarlo, fue una dura pérdida para él, así que superarlo sería aún más difícil de lo que fue superar la pérdida de sus gemelas hacía años atrás.

Llegando a casa, Yoon Gi dejó las cosas de Ji Min en la habitación que usaba antes, mientras que éste se recostaba sobre la cama y miraba el techo en silencio, su mirada estaba perdida, su semblante triste, lo cual llenaba de pena al rubio por verlo de esa manera. Se acercó y abrazó a Ji Min, éste al sentirse en sus brazos correspondió y cerró sus ojos, su pecho se oprimía más y más, sintió el aroma del alfa y solo comenzó a llorar.

- Yoongi... la felicidad no es para mí. –dijo Ji Min, entre sollozos.- ¿por qué no me dejan ser feliz?

- No digas eso, sabes que es mentira. –recargó su cabeza sobre la del contrario.-

Brindó su espalda de suaves caricias en un intento de consolarlo, mientras que Ji Min se aferraba a él, llorando como un niño.

- No es mentira... siempre que algo bueno me pasa llega alguien a arruinarlo. –Ji Min suspiró.- Yoongi... tenía tanto miedo, ni siquiera pudimos ver a nuestro hijo, ni siquiera tuvo la oportunidad de respirar... no pude cargarlo ni una sola vez...

Víctima del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora