Capitulo 7

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Louis había convencido al mayor para acurrucarse juntos en la cama con la excusa de que hacía muchísimo frío

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Louis había convencido al mayor para acurrucarse juntos en la cama con la excusa de que hacía muchísimo frío.

Se acomodó prácticamente sobre el alfa, apoyando su cabeza en su pecho. Puso sus manitos dentro de la camiseta del rizado para que así el frío no congelara sus deditos.

-Te amo mucho, alfa- murmuró con una pequeña sonrisa -Gracias por no ser como los alfas malos.

-Te amo más, cachorro- sonrió sobando la espalda del menor por debajo de su camiseta -No tienes porqué dar gracias por eso.

-Lo sé, pero cuando me conociste no me miraste feo, ni dijiste cosas feas. Eres un lindo alfa, Hazz- sonrió.

El ojiazul sentía sus ojitos cristalizados, era el siguiente en la fila y no estaba seguro de que se suponía que debía hacer en la pequeña pasarela.

Él simplemente estaba durmiendo y al despertar se vió a sí mismo en ese lugar nuevamente, luego entró un gran alfa junto a unos omegas que lo maquillaron y vistieron como a un muñeco.

Sus manitos estaban hechas puño intentando bajar la diminuta faldita rosa que apenas y tapaba su trasero.

Se escucharon unos aplausos y finalmente el beta a su lado le dió un pequeño golpe en el trasero para avisarle que tenía que avanzar y salir.

Al salir se quedó completamente quieto, sin saber que hacer exactamente mientras miraba a los alfas con diversos olores observandolo como si fuera un pedazo de carne, cada quien tenía un cartel en mano con distintos números.

-Louis Tomlinson, adelante- sonrió el alfa anfitrión de lo que parecía un espectáculo.

El ojiazul avanzó de forma torpe mientras intentaba no largarse a llorar, quería un abrazo y muchos mimos, no estar frente a alfas hambrientos que lo miraban de forma depravada.

En todo momento intentaba estirar la diminuta ropa que traía puesta mientras que mediante un micrófono lo describian, desde cuántos años tenía hasta si alguna vez fue anudado.

-Cien dólares- gritó un alfa levantando su cartel.

El ojiazul lo observó con cierto temor, no parecía alguien rondando su edad.

-¡Cien dólares por aquí! ¿Alguien da más? ¿Quién da más?

-¡Quinientos dólares!

-¡Mil dólares!- gritó el anterior alfa, dispuesto a llevarse al omega a casa.

El lugar se quedó en silencio durante varios segundos.

-¿Quién da más? ¿Alguien?- preguntó el anfitrión alzando la mirada.

Justamente cuando ya iban a dar por finalizada la subasta del pequeño Louis, un alfa rizado alzó la voz.

-¡Tres mil dólares!- gritó mirando al omega que traía un puchero en sus labios.

-¡Cinco mil!- gritó el alfa ya de edad.

-¡Ocho mil dólares!- dijo pensando que así simplemente el otro se rendiría.

-¡Nueve mil!

Harry miró al señor con su ceño fruncido y luego observó al pequeño omega sobre la pequeña pasarela.

Ni siquiera sabía cómo había llegado hasta ese punto, de llegar por obligación a sentir a su alfa gruñir por llevarse a ese omega que se veía como un pequeño cachorrito perdido.

-¡Diez mil!- gritó el rizado.

El ojiazul observaba cómo gritaban cifras y como cada vez el número aumentaba.

-¡Veinticinco mil dólares!- se escuchó de repente luego de un buen rato dando precios al aire.

El lugar quedó en silencio absoluto.

-¿Alguien da más? ¿Nadie?- esperó unos segundos -¡Vendido al joven de rizos por veinticinco mil dólares!

Harry sonrió con orgullo mientras observaba al ojiazul bajar del pequeño escenario.

Luego de responder algunas preguntas sobre si en verdad quería quedarse con solo ese omega, finalmente el tema del pago dejó que lo arreglara su asistente que lo acompañaba ese día.

-Uhm... permiso- murmuró el mayor adentrándose a la habitación en donde el omega de forma automática comenzó a desvestirse -¿Qué haces?- preguntó frunciendo su ceño al verlo quitarse su pequeña falda.

-Qui-quitar mi ropita, ¿señor? ¿joven? ¿alfa? ¿Cómo debo decirle?- preguntó intentando quitar el pucherito que tenía sobre sus labios.

-¿Qué? No, no. Uhm, me llamo Harry ¿si? Y por favor ponte la ropa nuevamente- pidió de forma calmada, y el omega de forma inmediata obedeció.

El ojiazul una vez vestido nuevamente, se sentó sobre la cama con cuidado de no llegar a hacer algo que podría molestar al alfa. No tenía nada que guardar para llevar a lo que sería su nuevo hogar ya que todo lo que utilizaba diariamente era del lugar.

Harry lo miró y estiró sus brazos hacia el menor, en busca de poder rodearlo en un pequeño abrazo.

-¿Uh?- murmuró confundido al ver los brazos del alfa estirados hacia él.

-Ven aquí- pidió y el omega obedeció.

Se sentó con cuidado sobre el regazo del mayor, siendo automáticamente rodeado por los brazos protectores del rizado. Al principio era un abrazo bastante forzado e incómodo aunque luego de unos minutos al ojiazul le comenzó a agradar la sensación de calidez y protección. Se limitó a cerrar sus ojitos mientras el alfa atraía una pequeña mantita que estaba sobre la cama para tapar al omega.

-Qué lindo cachorrito ¿no?- murmuró con una pequeña sonrisa.

Apenas vió al ojiazul había notado que no era un omega cualquiera, tenía un pucherito sobre sus labios y su aroma era similar al de un cachorro mientras que sus manitos instintivamente buscaban las de alguien que no estaba a su lado.

Todo el tiempo buscando ser protegido.

El omega sonrió, no estaba seguro hace cuanto tiempo no sonreía con sinceridad y en casi total calma.

Su pequeño omega interno se revolcaba ante el agradable aroma mientras movía su colita y caminaba a pasos torpes
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N/A: weeeey me costó dms escribir este cap porque me daba penita [cries]

¿Qué opinan de como Harry conoció a Lou?

Con amor, Whoss.

Submissive (L.S Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora