—¿Qué haces aquí?— Una voz brusca demanda.
Con una fuerte sacudida, Craig abre los ojos. —¿Qué?—su mente con la bruma del sueño pesado, no logra comprender lo que le rodea.
— Dije, ¿qué haces aquí? Acordamos que podías custodiar pero no intervenir. — sisea.
Carajo, es la teniente.
— La Sra. Tweak no estará feliz si llega a verte con Tweek, Craig.
El rubio dormido como piedra, no nota cuando Craig se levanta apresurado, como si hubiera sido atrapado haciendo algo que definitivamente no debía. Bueno, técnicamente lo es, el lobo no debería estar durmiendo junto a Tweek.
— Lo siento. — Nah, en realidad no lo siente. Pudo brindarle un buen sueño pesado a Tweek y eso vale cualquier amonestación que ella decida ponerle.
Mira eso, Tweek sigue profundamente dormido aún con ellos hablando tan alto. ¿Cómo exactamente ayudar al rubio a tener un buen sueño es terrible?
Tweek merece tener algo de paz.
— Largo.— al parecer Martha sí notó la nula sinceridad en sus palabras. — Los Tweak están por llegar.
— ¿Van a trasladar a Tweek?— es lo único que se le ocurre del porqué ellos van a venir. ¿Tan rápido encontraron un lugar dónde dejarlo? No a pasado ni un día completo.
Conteniendo su creciente ansiedad, Craig aprieta sus puños.
Si se lo llevan, no volverá a verlo, esta completamente seguro de ello, Helen no permitirá que se acerque, ella lo odia.
— Sí. Lo mejor para el chico es estar en un lugar más seguro.
— ¿No está mejor protegido en la comisaría?— Cuestiona. Oliver jamás querría estar tan cerca de la policía.
La teniente agudiza la mirada, filosa y desconfiada. — Craig, no te confundas, no estás en libertad condicional para proteger a Tweek, estás aquí para ayudarme a encontrar a Oliver.
Apretando los dientes, contiene su molestia.
— Como dije antes, vete de aquí. — Advierte por última vez.
Aguantando su descontento, dirige una última mirada al rubio y se va.
Dormido en la cama, Tweek babeaba un poco, encogido en sí mismo, temblando levemente, no sabe si del miedo o del frío. Su rostro apacible llenó el pecho de Craig con un buen sentimiento; cálido, protector y útil.
Sobre todo ése último.
Después de semanas, días, meses, Craig se siente útil.
Ya no está arruinando más las cosas, ya no está causando más daño involuntario, está haciendo algo bien, algo que ayuda.
Maldita sea, creía que al menos podría estar un par de días junto a Tweek.
Siguiendo de cerca al licántropo, ella le pisa los talones, ambos retirándose de la zona para la comodidad de Tweek.
Giran el pasillo y la teniente lo toma del hombro con firmeza. — Hablemos.— la severidad en sus palabras le garantiza un mal momento para Craig.
No dejándose intimidar, la encara con mirada fría.
— ¿Qué carajos hacías con Tweek allá?— Escupe. — ¡Tienes órdenes que acatar!
— Estaba llorando Tweek. Parecía que tenía miedo de estar sólo.
— Ajá, eso vale mierda para mí. — Gruñe. — Recuerda que eres un convicto con cargos por complicidad en el secuestro de Tweek. ¡No su maldito can de soporte emocional!