— ¿Me buscabas? —Craig saluda al entrar por el apartamento.
Martha bajando unos documentos en la mesa, alza la mirada por encima de sus lentes de lectura— Sí. Necesito que revises esto. —señala.
— ¿Eh? Si sabes que no soy detective, ¿cierto? Yo sólo te ayudo rastreando.
— Lo sé, pero ya que estarás por un tiempo aquí, me serías más útil si aprendes algunos gajes del oficio. —con una sonrisa ladina, se encoge de hombros.
Abre la carpeta y da un vistazo rápido— Si esto es sobre la manada... —su motivación cae en picada al ver que efectivamente, esto era enteramente información de la manada. Suspirando con hastío, suelta— Ya te lo dije antes, no quiero involucrarme en esto. —molesto devuelve la carpeta con rigidez.
— Pues estás a mi maldito cargo, así que tendrás que ayudarme quieras o no.
— ¿Esto reducirá mi condena? —al menos debe sacar algo provechoso de esta situación.
— Por supuesto, me aseguraré que se reduzca lo merecido. —sonríe.
— ... Lo pensaré.
Eso no parecía ser lo que esperaba escuchar. Enderezándose en su silla, ella azota sus manos en la mesa con firmeza— Escúchame, Craig, en este punto eres el único quién puede ayudarme con esto. Esos malditos monstruos están allá afuera y podrían matar a alguien si no actuamos rápido.
— Yo estoy en libertad condicional para atrapar a Oliver, no a ellos. —sisea.
— Pero por supuesto que a Barbrady sí le ayudas ¿no? —restriega— sé que les tienes miedo, después de todo sólo eres un crío de diecisiete, pero puedo asegurarte que sé cómo detenerlos. Fue muy inteligente de parte de Noah cambiar las balas por aconito sin que yo lo supiera para contraatacar a la manada esa noche, pero desgraciadamente tú y Oliver gozaron de unas lujosas balas de plata que resultaron no del todo efectivas, así que no tienes que preocuparte, no quedaron muchos con vida, así que mueve tu literal maldecido trasero y ayúdame a detenerlos.
Maldita loca, odia cuando se pone en este modo de perrísima jefa gruñona— Esto terminará muy mal. —advierte.
— ¿Para ellos? Claro. Para tí será como un año menos en prisión.
— ¿Un año?
Suspirando por la terquedad de Craig, ella se desploma en su silla. Frotando la puente de su nariz, ella habla un poco más paciente— Por Dios, literalmente estoy aquí buscando que no pases toda tu jodida adolescencia en prisión y tú te niegas... —suspira— ... Puede que pienses que tu vida está acabada con lo que te a pasado, pero eso no es así... Podrías ingresar a la policía, Craig, tu ayuda sería bien recibida, eres perspicaz y bravo, además tienes una gran vetaja evolutiva... yo podría apoyarte en esto...
Craig está en shock.
¿Trabajar con la policía?
¿Tener una vida real...?
— Por tu rostro puedo decir que de verdad no esperabas una oportunidad así. —ríe complacida.
— ¿Porqué quieres ayudarme? —Craig no puede comprender el porqué Robinson querría ayudarlo con esto. ¿No ella lo menospreciaba?
— Considero de mejor provecho un hombre lobo refomado, a uno solitario y resentido. —socarrona burla con una sonrisa ladeada.
Craig por breves segundos, pudo ver a Tricia en sus acciones. La misma altivez y descaro que ella usaba para encarar a Craig.
Eso lo toma totalmente desprevenido.
Con la cara pálida y los ojos perdidos, baja la mirada sudando en frío.