— ¿Todo bien, chico? —Martha saluda al entrar por la oficina—. Pareces estar de un humor de perros. —bromea.
Craig le lanza una mirada de come mierda por ese chiste—. Cállate. —suelta alzando el dedo.
Tiene que morderse la lengua para no soltar todo lo que descubrió este día. Sería tan fácil simplemente hablar y decir que Richard está igual de jodido, decir que drogaba a su propio hijo de ocho años sin razón aparente.
Pero aún no.
Aún no.
Craig necesita pensar esto bien, si Richard se sale de control, podría mantenerlo a raya con esta información. Parece muy receloso y cuidadoso a que los demás lo descubran.
Mientras tanto, ella mira detenidamente al moreno pensativo, enmarca una ceja y dice— ¿Ocurre algo? —su tono cambia, es más firme y demandante, debió notar la tensión en Craig.
Si miente será obvio, por lo que debe desviar la atención—. Por un momento pensé que era Oliver.
Ella asiente comprendiendo,— Sí, supongo. Ten paciencia, lo atraparemos.
Craig ya no dice nada más, se desparrama en la silla y mira con cara de constreñimiento al pulcro piso, como si esas baldosas fueran la causa de toda su mierda de vida.
Ella carraspea y dice— Mejor usemos esa irritación tuya para algo provechoso. ¿Estás molesto por no tener ninguna pista? entonces ayúdame con esto: filtré las fotografías, todas son lo menos explícitas posible. —ofrece.
— Agh. —arrugando la cara, se queja con infantil fastidio.
Martha al verlo, suspira—. Mira, lo sé, fue erróneo de mi parte asumir que este tipo de cosas no te afectarían, después de todo fuiste abusado con violencia antes, no deseo traerte malos recuerdos. A veces olvido que solo tienes diecisiete, ¿sabes? Este es trabajo de adultos que han visto lo peor de la humanidad, olvidé que tú solo eres un crío y no deberías vivir este tipo de cosas. Pero si de verdad quieres terminar con todo esto tanto como yo, ayúdame a resolverlo lo más pronto posible. —sus ojos brillaban con un nuevo brillo que Craig nunca vió en ella pero sí en Laura, un tinte maternal totalmente diferente y conocido a la vez.
Craig se contiene el comentario mordaz al respecto. Una incomodidad aún mayor le impide hablar, un nudo que se ensaña en su garganta.
— Está bien. —concede a duras penas.
— Gracias.
Observando la carpeta, abre el objeto con un aliento contenido.
Sólo espera que esto no traiga recuerdos desagradables...
— Este lo reconozco. —inmediatamente dice y señala—. Era el compañero de Logan.
Bueno, no fue tan difícil como pensó.
El tipo estaba en lo que parecía ser una mesa de metal, sólo podía ver su rostro totalmente pálido y sin vida.
— ¿Su nombre? —ella anota en su computadora.
— No lo recuerdo, de hecho, creo que nunca me lo dijo. No esperes que recuerde cada nombre, estuve menos de una semana allí y tampoco me interesaba conocerlos.
— Claro, entiendo. —asiente.
La segunda imagen no le era familiar del todo—. La vi una vez en la reunión de la manada. Nunca nos hablamos. —la foto era de una chica castaña lacia, menuda y morena.
— ¿Algo que pueda ayudarnos a identificarla?
— Eh... No.
— Bien.