La tarde del martes había llegado, y Louis no podía estar más nervioso. Había ordenado la pequeña mesa del balcón en donde se habían sentado la tarde anterior, colocó dos tazas blancas, azúcar y un jarrito con leche; se dirigió a la cocina y prendió la cafetera, el aroma a café se empezaba a asentir. Verificó que esté todo en orden y tomando su guante de cocina sacó las galletas del horno; porque sí, hizo galletas para su tarde de café con Harry.
Fue hasta su cuarto a cambiarse de suéter por cuarta vez. Decir que estaba nervioso y emocionado era lo de menos. ¿Y a qué se debía tanta emoción? Sencillo, Louis había conseguido alguien con quien hablar. Louis tenía un amigo.
Y como no estar feliz cuando después de meses de estar encerrado en casa, zumbido en su depresión y al borde del colapso; cuando despues de otros meses de terapia y solo hablar con su amable vecina y la hermana de ella; y después venir aquí y volver a estar solo con sus pensamientos (los cuales parecían ya haberle dado una tregua) sin conocer a nadie. Era un buen motivo para estar contento y orgulloso del progreso que estaba haciendo.
Miró al pequeño reloj de madera que colgaba en la pared. Cinco en punto, ya debe estar por llegar. Se miró en el espejo por última vez, verificando que esté todo en orden, llevaba unos jeans negros ajustados, un suéter fino color lavanda y unas desgastadas vans negras.
Se adentro de vuelta a la sala, justo a tiempo para escuchar los pasos de Harry tras su puerta. Se escucharon tres delicados golpes. Se apresuró a abrir.-Espero no haber llegado tarde- saludó divertido Harry.
-No no, pasa- sonrío, dándole lugar a Harry para que entre- Llegas justo a tiempo, el café recién se terminó de hacer.
Harry hizo el mismo gesto del día anterior, se quitó su casco y se acomodó el cabello con la mano. Parece que era una manía de él.
-Que bien entonces- sonrió- Necesitaba ese exquisito café- se sentó en el mismo lugar de ayer.
-¿ A sí? ¿Día agitado?- preguntó, sirviéndole el café.
-Algo así, solo una señora que tenía la gran necesidad de ser atendida por mi presencia- dijo divertido.
-Vaya- rió- ¿Y que quería?- preguntó, sirviéndose su café.
-Mi número- dijo serio.
-¡¿Qué?!- abrió la boca sorprendido.
-Eso mismo.
Ambos se miraron por unos segundos y soltaron una estruendosa carcajada. Louis se tapó su risa con su mano y tiró su cabeza hacia atrás. Harry sonrió al ver al castaño reír.
-¡Oh por Dios! No puedo creer que la gente haga esas cosas- dijo una vez su risa se calmó.
-Te sorprenderías de lo que son capaz- respondió divertido.- Pero bueno! Ahora que ya cumplí con mi cometido, paso a probar éste delicioso café- dijo,tomando un corto trago.
-¿Que cometido?- preguntó Louis confundido.
-El de hacerte sonreir ¿recuerdas?-.
-Si pero ¿por qué no tomaste tu café antes?- ladeó un poco su cabeza.
-Primero tu sonrisa y después mi café- sonrió.
Louis bajó la mirada hasta su taza, sonrojandose e intentando reprimir una sonrisa. Y Harry se sintió feliz por la actitud tierna del chico frente a él.
-Louis- habló.
-¿Hm?- alzó la mirada.
-¿Cuántos años tienes?- preguntó curioso.
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UN CAFÉ POR UNA SONRISA (L.S)
Fiksi PenggemarLouis se muda a Roma empezando a rehacer su vida de nuevo, intenando olvidar el dolor de sus penas. Harry Styles, un policía que se encuentra a un chico castaño triste sentado en un balcón. -Tú me darás tu café todas las tardes y yo te sacaré una so...