"¿Podemos regresar el tiempo? ¿Donde tú y yo nos amábamos sin control?"
Yang Jungwon era un chico que fue obligado a casarse a una temprana edad con Lee Heeseung, iniciando así una unión que estaba destinada a ser más complicada de lo que él podría...
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Las clases en otoño eran aburridas, los profesores hablaban más de lo que deberían y mis compañeros no eran interesantes en lo absoluto.
—¿Te sientes bien Jungwon? —pregunto uno de mis compañeros.
—No lo sé, me duele la cabeza, iré a la enfermería por unas pastillas —me levanté de mi carpeta y salí del salón.
La secundaria era la época más aburrida de mi vida, pero todo cambio cuando llegó él.
¿Qué fue lo más aburrido de estudiar en esa escuela? Me preguntaba a mi mismo.
Tengo muy buenos recuerdos de mis amigos, Jake y Lía, sin duda les agradecería siempre por haber estado conmigo.
Justo fue en mi cuarto año de secundaria el más importante para mí.
Al llegar a la enfermería, hablé con la enfermera y esta me dijo que tomara unos medicamentos del botiquín.
A los pocos minutos de haber tragado aquella pastilla, la enfermera salió porque la estaban llamando en la sala de profesores.
— Debes ser un niño muy frágil — escuché detrás de mí.
—¿De qué estás hablando? —me giré y vi a un chico pelinegro, chaqueta de cuero y cara de chico malo.
Lo sé, los típicos clichés de adolescentes, solo que yo no era el tranquilo aquí.
—Me llamo Jay mucho gusto— extendió su mano.
—¿Qué demonios quieres aquí? —me crucé de brazos.
—No sabía que los chicos lindos tenían ese tipo de carácter— rodé los ojos.
—Me voy, no necesito nada más aquí —Intente irme, pero este me acorralo contra la pared.
—No te puedes ir aún —sonrió.
—¿Puedes moverte? No me gusta que las personas estén muy cerca de mí —intente empujarlo.
—¿Quieres que te bese? —pregunto por primera vez, siendo así la frase que repetiría toda su vida para mí.
—Claro que no —fruncí el ceño.
—Está bien, pero luego tú rogaras por un beso mío —me soltó.
—¡Eres raro! —salí corriendo de la enfermería con el corazón latiendo a mil.
Esa fue la primera vez que sentí esas famosas "mariposas en el estómago" Cursi, no es de mi agrado.
Durante los siguientes meses me lo encontré en los pasillos de la escuela, en el patio de recreo y en el salón de música, me sorprendió que tocara la guitarra, él era muy bueno en eso.
