San es el alfa más temido y respetado en todo el instituto, pero no ha podido evitar caer por el dulce omega de cabello rubio y hermosa sonrisa. ¿Será capaz de dar un paso, olvidar los problemas y pensar solo en su mutua felicidad?
« Todos sabían q...
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Cuando los dos chicos se marcharon de la sala, los susurros y cotilleos no se hicieron esperar.
—Dios mío, ¿has olido a ese omega? Seguro que ha entrado en celo.
—Es lo más dulce que he olido nunca, ¿crees que aún estará por aquí cerca? Podríamos ir a buscarlo...
Un fuerte rugido acalló a los dos alfas que hablaban en la fila de atrás.
—Vámonos de aquí. — bramó San, haciendo su mayor esfuerzo por no girarse y arrancarles la cabeza a aquellos que se habían atrevido a hablar así de Wooyoung.
Seonghwa asintió y los dos alfas abandonaron el cine.
—¿Qué narices acaba de pasar?
—Ha entrado en calor.
San aún sentía cada nervio de su cuerpo en tensión. Su bestia interior le rugía, exigiéndole que fuera a buscar de su omega y pasara su calor a su lado, que lo reclamara como suyo y que no se separara nunca de su lado. Con un gruñido, golpeó la pared más cercana, sobresaltando a todo el que pasaba por allí.
—Hey, San, ¿qué te pasa?— preguntó Seonghwa preocupado.
—Quiero... necesito verlo. — dijo entre dientes.
—¿Y por qué no vas a buscarlo?
San rió amargamente.
—¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Por qué iba a querer Wooyoung pasar su calor conmigo?
Seonghwa rodó los ojos.
—Eh... ¿por qué le gustas? Duh.
San miró a su amigo como si acabara de decir la mayor locura de la historia.
—No digas estupideces.
—¡Oh, vamos! ¡Sólo le faltaba subirse encima tuyo ahí dentro! Hongjoong y yo no nos lo creíamos. Y, hablando de Hongjoong, ¿tienes su número de...
—Solo estaba actuando guiado por su calor.
—Pues, yo creo que estaba deseando que lo marcaras.
—¡¿Estás loco?! Nunca le haría eso a Wooyoung.
—¿El qué? ¿Marcarle? ¿Qué tan malo podría ser?
—Él es un omega dulce y jodidamente brillante, es la persona más inocente y alegre del mundo y no hay manera de que quiera estar amarrado a mí de por vida. No importa lo enamorados que estemos mi lobo y yo de él, nunca me perdonaría. Cada vez que estamos juntos, la gente nos mira como su fuéramos de otro planeta, y susurra. Yo sé lo que es ser el centro de los comentarios, el foco de las miradas de desprecio, que la gente se invente mierda sobre ti; pero él no. Él es demasiado bueno para eso, demasiado bueno para mí. No pienso exponerlo a las habladurías de la gente.
