「✧Capítulo Doce.」

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Bajo el sol de la tarde, en el jardín del palacio se encontraban en una larga y amena charla los tres donceles mientras se servían fruta picada y pequeños bocadillos que Jungkook pidió que prepararán para ese encuentro. Fue extraño porque Jimin le dijo que dispusiera de los sirvientes del castillo a su antojo, aún peor, lo dijo frente a toda la servidumbre por lo que los rumores de que asumiría en lugar como Emperatriz ahora cobraron más fuerza. La situación no era buena porque de por sí ya sentía su corazón alocado por Jimin aún más lo estaba por lo que se decía de él.

- Casi no puedo creer cuan cerca está la boda –comentó Seokjin con nerviosismo.

- Tú sugeriste que se hiciera cuanto antes.

- Lo sé, Tae, mas no creí que sería así de rápido.

- Puedo asegurarte que Namjoon está mucho más nervioso que tú –le dijo Jungkook llevándose un trozo de melón a la boca.

- ¿Todo está listo ya? –le preguntó el tutor.

- Eso creo, aunque por los nervios bien podría olvidar algo.

- ¿Y has pensado sobre tener hijos?

- Yo sí, Jungkook, pero no sé si Namjoon quiera hijos tan pronto.

- ¿Cuál sería el impedimento? En mi opinión no son demasiado jóvenes y el matrimonio es un buen camino para tener hijos con tu pareja.

A Jungkook le recordó cuando, en una desafortunada noche, quedó embarazado sin estar casado, el padre de su hijo no quiso el compromiso ni mucho menos deseó al niño por lo que tras fallar en su intento de convencer al doncel de abortar con una partera, este lo acusó con el Señor Choi para que fuese apedreado y, con suerte, perdiera al bebé. Fue un verdadero milagro, que agradecería su vida entera, que el Señor de Esparta fuera indulgente y le permitiese vivir, pero nada es gratis en la vida, no todos son buenos samaritanos. Ahora su acreedor exigía el pago de su amabilidad de la peor forma imaginada, debía asesinar a Jimin o sería la vida de su pequeño MinGuk la que se cobraría. Empero no quería perder a ninguno de los dos.

- Namjoon teme ser muy severo con nuestros hijos, siendo un General del ejército es entendible que esté acostumbrado a dar órdenes.

- Él no te trata como a uno más de sus soldados, ¿o sí? –Seokjin negó.

- Por Zeus, kookie, no creo que a sus soldados les lleve flores o se los folle en las noches.

La broma dicha por Taehyung causó un gran sonrojo en el pálido rostro del mayor y provocó también que saliera su lado posesivo.

- Namjoon sólo tiene esas atenciones conmigo.

- Entonces no hay nada de qué preocuparse. Como padre será estricto cuando deba y le dará todo el amor que tiene. No hay nada de malo tener un poco de mano dura con tus hijos.

- ¿Y tu kookie? –contraatacó Seokjin- ¿Has pensado en tener hijos?

- ... Yo, la verdad es que...

Jungkook lucía nervioso y con un deje de tristeza en la voz, no supo si debía o no revelar la verdad, tal vez lo mejor era decir la mitad de la verdad, aquella mitad que no dañaría a nadie.

- ¿Kookie?

- Tengo un hijo –soltó ante la insistencia del doncel comprometido.

- ¿Un hijo? Entonces debes estar casado, y si es así, ¿qué haces aquí con Jimin?

La voz de Taehyung sonó un tanto molesta como si las suposiciones que hizo le dijeron todo, pero estaba equivocado.

- No estoy casado.

A los Pies del Emperador (Jikook)[Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora