「✧Capítulo Catorce.」

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- ¡Ah! Mmgh.

Jungkook daba saltitos veloces insertando el pene del Emperador en su culo a cada embiste, tener sexo en la mañana era revitalizador, aunque desfallecía por el desayuno por el momento podía conformarse con lo que su amante le brindaba. Jimin lo sujetó de las caderas y lo ayudó a dar saltos más agresivos, que llegaran tan a lo profundo como su cavidad le permitiese. Al alto le encantaba besar sus rojos pezones, morderlos y dejarlos húmedos mientras su caliente miembro rozaba el punto sensible del cuerpo del doncel. Justo cuando Jungkook se corrió intensamente sobre el abdomen marcado de Jimin un intruso entró de golpe por la puerta.

- Oh, lo lamento -se disculpó falsamente Saint teniendo el entrecejo fruncido-, no sabía que estaban ocupados.

- Debes esperar a ser invitado a entrar -le dijo Jungkook con suavidad en la voz pero una expresión algo molesta en el rostro-, no simplemente hacerlo de forma tan grosera.

- Soy un sirviente del palacio, y lamento decir que sólo respondo ante la realeza -soltó con acidez mordaz, con una sonrisa burlona al ver el rostro cabizbajo de Jungkook al escuchar su insulto.

- Saint -llamó Park-, las órdenes de Jungkook son tan válidas como lo son las mías propias, así que debes obedecerle.

- Pero él es sólo un kómpos -se quejó.

- Prepara la bañera para los dos -ordenó sin considerar sus palabras redirigiendo su atención al castaño sentado sobre su ingle.

Saint hizo lo pedido con disgusto. Jungkook lucía una expresión triste en su rostro que fue cambiando poco a poco con cada palabra de Jimin, y las caricias que este le daba en el rostro y manos. El alto Emperador se dedicó a acariciarlo mientras sus labios se juntaban en pequeños besos amorosos, poco profundos pero sobretodo llenos de sentimientos. El tiempo pasó casi sin que se percatasen de ello, no hasta que un portazo los trajo de vuelta al mundo real. Un muy molesto Saint hubo abandonado la estancia luego de verlos tan románticos.

- Aún no me ayudas a acabar -le dijo cuando se separaron. Jungkook se sonrojó-. Chúpalo.

Jungkook iba a disfrutar de su desayuno mucho antes de lo que pensaba. El doncel se levantó, soltó un gemido al sentir como el pene de su Emperador abandonaba su cavidad, entonces se puso de rodillas en la cama frente al húmedo miembro del alto.

Jungkook pensó que en el tiempo que llevaba con Jimin, este le hubo enseñado a disfrutar los placeres carnales que la vida le ofrecía; antes, no hubiese sido capaz de acercar su boca al pene de un hombre, y ahora el falo de Jimin era de sus dulces favoritos para llevarse a la boca. Lo embocó con cuidado permitiendo que su lengua acariciara las venas de la longitud, logró que el glande llegase a acariciar su campanilla y más al fondo haciendo gruñir a su amante.

- Tu boca húmeda es de los más grandes placeres que conozco, y no sólo porque esté chupando mi polla -le dijo con la voz ronca por la excitación al tomarlo del pelo y obligarlo a elevar el rostro para poder besarle con agresividad, acariciando la lengua ajena con la propia y acariciando cada rincón posible.

- Jimin... -gimió obscenamente para regresar a su labor. Acarició con sus manos el falo mientras sus labios succionaban el glande ansiosos de recibir su recompensa.

- Sigue, mi pequeña ninfa, estoy muy cerca.

- Mmgh...

- ¡Ah! -gruñó sujetando la cabeza de Jungkook para que tomase todo su esperma. Era una visión excitante, el tímido doncel relamiéndose cada gota derramada sin intención de desperdiciarlo.

- Yo creo que en realidad me has vuelto un sátiro.

Jimin se largó a reír mientras traía de vuelta al doncel sobre su regazo, lo abrazó por la cintura y le permitió acurrucarse en el hueco de su cuello.

A los Pies del Emperador (Jikook)[Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora