stay here, lisa.

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Diecinueve años/Veintiún años

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Diecinueve años/Veintiún años. 

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Siento que despierto de un largo sueño que evita los movimientos que trato de hacer con mis piernas, brazos y parpados que se limitan a ver con los ojos entrecerrados el techo de madera, me quedo por unos minutos así dejando pasar algunos minutos antes de que sean las siete de la mañana.

No sé porque los recuerdos me invaden a aquel día donde perdí la dignidad, fui humillada y engañada. Pero solo me limitó a cerrar los ojos otra vez para evitar que los recuerdos me dañen el humor tan acido que tengo guardado en las venas ahora.

Me duele el cuerpo sin saber el porqué, pero hago el mayor esfuerzo para hacer que mi cuerpo se levanté y fijarme en la hora de mi teléfono—siempre lo pongo al lado de mí, pegado a la oreja porque me cuesta despertarme—. Parpadeo otra vez con el sueño tratando de ser mi mayor enemigo sin embargo respiro con fuerza y muevo mis piernas para así mis dedos de los pies tocar el suelo, el toque me provoca un pequeño escalofrió.

Hace frío. Miró hacia la puerta del baño como si hubiera un fantasma y me levantó con toda la pesadez del mundo, estiro mis brazos y me adentro tratando de no tropezar con los paños que están en el suelo y me veo al espejo.

No tengo ni idea porque siempre evito mi propia mirada en el espejo, sigo siendo yo, solo que en estos momentos no tengo ganas de que mi subconsciente me juzgue la apariencia y me haga sentir insegura. Trato de alisarme el cabello rubio—adiós color negro—, me cepillo los dientes y me lavo la cara todavía sin mirarme a mí misma y salgo del baño apresurada.

Hago lo que puedo para buscar algo que se ajunte a mi cuerpo, encuentro una camisa de botones negra y los típicos monos deportivos, mis zapatos y ya listo, no hay nada interesante en esto en realidad. Me aplico el maquillaje, pero lo único que hago es colocarme polvo en las mejillas y ojos para ocultar las ojeras que tengo.

No tengo ganas de recogerme el cabello y así se queda.

Salgo de mi habitación y mis ojos —con sueño todavía, diablos—, se fijan en el gato que no deja de mirarme como si fuera un ser de lo más asqueroso. Sus ojos azules y su peludo cuerpo pequeño de animal se acerca a mí y es imposible no sonreír y apretarlo contra mí.

—Hola, Luca. —le besó el cuello y lo aprieto más, esta es una de las cosas que me gustan cuando me despierto.

El gato me recibe para que le dé abrazos, besos matutinos y después comida. Claro que sé que todo es chantaje pero bueno de algo puedo vivir un poco. Sonrió como una tonta cuando maúlla y me voy a la cocina para dejarle una lata de atún que no duda en devorar en su plato de plástico.

No desayuno mucho, escucho al gato de siempre y me giró a verlo desde la pequeña ventana mientras que mastico un pan relleno con queso amarillo y mi jugo de coco. Veo la hora de nuevo y me despido de Luca con un beso que obviamente ignora.

❝sleep on it❞ › taelice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora