finally, lisa.

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Sueña que vive lejos en un hogar dónde no hay gritos que le retumban la cabeza. También que hay mascotas, específicamente gatos que corren de un lado a otro dentro de ese hogar. Siente los brazos masculinos, esos que la rodean y la jalan hacia ese hermoso hogar, con una música de jazz que la hacen parpadear, y luego cerrar sus ojos.

Luego escucha un grito, no muy lejano, le pide que se detenga. Que no hay retorno, que si este es su último camino, que corra antes de que sea tarde.

Pero Lalisa, ella no quiere correr, se quiere acurrucar en los brazos de él.

De su hermano.

De repente todo el cuerpo le duele, se espanta cuando nota unas cadenas rodearla ¿y los brazos de su hermano? La jalan y la hacen gritar con fuerza, ella no quiere irse de ese hogar tan estupendo, tan pacifico, tan necesario.

Lisa despierta tocándose la cabeza, el sudor recorre su frente y jadea buscando aire para sus pulmones. Sus ojos de muñeca parpadean con dolor y visualizan el lugar en dónde está, el calor que siente es tanto que desea que alguien le quite la camisa.

Sin embargo, su corazón que en ese momento estaba acelerado por el despertar tan brusco, palpito más fuerte, ocasionando que todo de ella se alertara, abriendo sus ojos.

La habitación de TaeHyung. La habitación de su hermano.

Y todo empieza a darle sentido, encaja en el rompecabezas y  cubre su boca con las manos, horrorizada de sí misma por lo que había hecho. Se dejó caer por la lujuria, la incomodidad que la hace temblar, las lágrimas que la amenazan con caer porque no se lo puede creer.

La culpa arrasa con ella, ¿cómo le pudo hacer esto a sus amigos? El rostro de YoonGi llega a su mente y cierra más sus ojos, sollozando con más fuerza.

No tiene voz para lo que acababa de hacer, es una sucia puta descarada.

Por qué le gusto, porque no encontraba otra forma de pagarle a él.

—¿Lili? —la voz grave la hace girar la cabeza.

Aprieta sus labios, secándose las lágrimas como puede. Sus sueños siempre eran puntos claves, nunca se equivocaban.

Lo peor es que ella sabe que de solo caer, ya no hay vuelta atrás.

—Aquí estoy—él busca su mano y ella se lo da, está acostado en la cama, sus rulos negros caen sobre su frente, viéndose tan hermoso como siempre—, no me he ido a ningún lado.

—Lo sé—TaeHyung sonríe, sus labios rosados no se detienen en demostrar la felicidad entera que tiene al por fin despertar y verle el rostro a su amada—, no te iras nunca.

Lisa baja la cabeza, preocupada de cómo usar las palabras correctas.

—Ya tengo muchas horas aquí, yo…—nota como él frunce el ceño, sin entender, y no entiende porque un temor pequeño amenaza con crecer dentro de ella—, necesito irme.

—¿A dónde?

—A… ¿mi casa?

TaeHyung suelta una risa, ronca, grave que despierta alertas en su hermana.

—Pero si está ya es tu casa.

—No—Lisa niega, con el corazón latiéndole a cien por ciento—, esta no es mi casa. Necesito… necesito pensar, ¿entiendes?

—No hay nada que pensar, Lisa. Claramente ya tomaste una decisión. —pasa sus dedos por sus mejillas, detalla los lunares, su clavícula, su cintura pequeña, sus pantalones desabrochados, desea beber de ella una y otra vez hasta que se quede cansado—. Tienes que estar conmigo, lo prometiste.

❝sleep on it❞ › taelice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora