Brasil

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-Suelta un bostezo y comienza a morderse las uñas mientras piensa como seguir la historia.-


 Hmm... Sep, creo que de infancia ya te lo he contado todo.

Ahora paso a tener 20 años. A mis 20 años no trabajaba, ni vivía en un sitio fijo. Me movía por todo EE.UU a pie, como si de turismo se tratase. Dormía donde podía, y vivía como podía. Recuerdo ese día como si fuera ayer. Eran las 10 de la mañana de un sábado 21 de Noviembre. Me encontraba a las afueras de Virginia, cerca de una gasolinera bastante abandonada. Decidí pararme para descansar así que entré dentro. Había un hombre junto a la caja que limpiaba una escopeta como si nada. Me saludó con la cabeza y yo se lo devolví. En ese instante le pregunté por pizzas precocinadas, y me indicó los frigoríficos de pie. No tardé mucho en llegar hasta ellos, pues era un sitio pequeño. También aproveché para llevarme alguna bebida energética y barritas de chocolate. Lo puse todo en la caja y me quedé observando al tipo unos segundos. Al fijarme luego, vi que tenía un tablón de anuncios detrás de él, y uno que llamó mucho mi atención: "se buscan soldados". No voy a dar todos los detalles del anuncio, pero ahí estaba... Mi pasión reflejada. Debía llegar al centro de Virginia antes de mañana, caminando o corriendo; pero llegar.


– ¿Vas a pagar o qué? – Me dijo el tipo de mala gana. – Dame 5 minutos, voy... A por más cosas. – y me alejaba del mostrador. Recorrí toooda la tienda para encontrar unas vendas, y unas tijeras. También pregunté por ropa ancha, pero el hombre me dijo que "no era una tienda de ropa, sino de consumibles". Borde de mierda. Una vez tomé las tijeras y las vendas, fui hacia el baño, donde escuché al hombre decirme algún insulto ahogado por el sonido de la puerta oxidada del baño. Me miré al espejo. Mi rostro se veía tan sucio y desganado... Procedí a lavarme la cara, y un montón de grasa cayó de esta. Luego observé el pelo, y comencé a cortarlo poco a poco. Me daba mucha rabia tener que hacerlo, sin embargo no me detenía eso.

"Mala hija, mala amiga, mala persona. Das asco, Erika. Das mucho asco", me decía por dentro de mí a cada vez que un mechón de pelo caía. Lo dejé hasta los hombros, y comencé a humedecerlo para que se viera mejor cuidado. Tras eso, me quité la camiseta. Observé mi figura pálida y delgada durante unos segundos, y procedí a enrollarme la venda alrededor de mis pechos para que estos se vieran más pequeños. Me costó la vida hacer eso. No me imaginé que quedaría tan bien el resultado, pero bueno. Ahí estaba. Una vez hecho eso salí de la tienda y lo pagué todo con mucha prisa, incluso dejando el cambio olvidado (que a día de hoy me da una rabia que te cagas) y corrí al centro de Virginia. Casi 102km andando.

No voy a dar detalles. Pasé las pruebas. Psicológicas bastante justas, pero lo demás, bastante bien. Me tiré cinco años en el ejército de Virginia, donde hasta entonces solo había servido como moneda de cambio. Al principio me pareció bien. Hasta que de golpe y porrazo, EE.UU tenía más soldados de lo previsto. – Algunos soldados serán enviados a Brasil, donde nos piden una pequeña tregua. Haremos este intercambio para sellar paz. Sí Brasil vuelve a intentar atacar, tened por seguro que os eliminaremos. Ahora no seréis parte de Estados Unidos. Hemos decidido así que los soldados que vayamos a ofrecer sean los siguientes: Bla, bla, bla. No importan los demás, mi nombre estaba ahí. A mis 25 años fui trasladada o intercambiada a Brasil. No estaba tan mal. El avión fue una pasada... Un montón de niños gritando y lanzándose cosas mientras los padres les reñían. Daría lo que fuera por ser como ellos. Mi llegada a esa base fue como cualquiera otra. Tampoco es que importara mucho, no había hablado con nadie desde que entré al ejército. ¿Qué iba a cambiar ahora? Pues que conocí a mi equipo... Y toda mi muralla se vino abajo.


La primera persona que conocí tenía aire egocéntrico. La edad sería de unos 42 años, piel blanca, un pelo champiñón color negro, barbudo y de ojos entre verdes y azules que hipnotizaban. Por lo que podía notar por su aire sobrado es que ya llevaba mucho tiempo en el ejército. Cruzamos miradas un par de veces hasta que se presentó; Anthony Perryman. Oh, venga ya. Hasta el apellido me causaba risa de ese individuo. Me daba tanta rabia ese hombre. Siempre tenía razón, y siempre era el mejor. El primero que se llevaba los méritos era él aunque el trabajo hecho fuese de otros. No nos llevábamos bien, y digamos que intentó ligar conmigo un par de veces, pero eso más adelante. La segunda y una de las más importantes en esta historia fue Paul Keen. Fue mi compañero, mi exnovio, y mi mejor amigo. Un chico alto de un pelo rizado negro que usaba gafas negras redondas y su piel era blanca como la leche. Tenía una complexión firme, y era bastante serio en cuanto carácter. Su hermano falleció en una misión, supongo que era normal que fuese así. Björn Haraldsoon fue la persona la cuál estuve colada durante mucho tiempo. A pesar de verle enorme y temeroso, descubrí que tenía un lado sensible y cariñoso. Me encantaba su risa, su mirada penetrante, su pasado y todo lo que había vivido me fascinaba. Era para mí un ejemplo a seguir. Rubio robusto de ojos azules, mandíbula fuerte y piel blanca como la leche. No tuvimos mucho que hablar al principio, pero luego fuimos unos buenos amigos. Llegamos a sentir algo, algo que jamás dejamos florecer.
Se presentó a mis brazos la furcia mas grande que había visto. Ni siquiera recuerdo su apellido, solo sé que se llamaba Elizabeth. Que asco de chica. Siempre andaba liándome con sus indirectas. Al poco tiempo comenzó a salir con Anthony, y yo me alegraba mucho por ellos, pero si cada vez que estábamos a solas ella me mandaba una indirecta me daba bastante rabia. Tenía pareja, por Dios... La chica tendría 27 años más o menos cuando la conocí. Era buena con la tecnología. Su pelo era un estilo bob moreno, y su piel era algo morena. También era alta y delgada, con bastante curva si se me permite decir. Pero lo que más llamaba la atención, eran sus ojos color lila... Esos ojos eran preciosos. Pero lo dicho, fue una idiota que me cayó muy mal desde que logré entenderla. Llegó a desaparecer de la existencia del equipo, pues se fue como si nada.
Poco tiempo después conocí al médico del equipo llamada Quiet. Un nombre peculiar, ¿no? Le quedaba que ni pintado, puesto que la chica era muda. Podría decirse que tuvimos una muy buena relación. Me recordaba a mí cuando no tenía vocabulario suficiente, pero lo suyo vino de un accidente creo que automovilístico... No recuerdo muy bien. También tendría más o menos mi edad. Era bastante seria a la hora de trabajar, pero contenía un gran corazón. Y... Lo siento mucho. "No lo mostraba con palabras, sino con actos". ¿Lo pillas? Porque no podía hablar... Me callo mejor, ¿no? No quiero hablar de esta persona, pero fue esencial para mí. Artemis Fowl. Un chico de... Diría que 24 años, delgado y sin músculos que normalmente llevaba una gorra para no dejar ver su cabeza raspada. Moreno de ojos verdes, con piel tostada. Tenía una cata redondeada, y unos labios marcados. Muy atractivo y carismático. Obsesionado con el trabajo, hasta el punto de no hacer caso a nadie. O dormía, o trabajaba. Increíble... No hablábamos nada al principio, pero luego... La relación aumentó a niveles elevados.


Marcus, el tirador del grupo. Jamás llegamos a hablar mucho. No tengo gran cosa que explicar porque a penas le conocí; en paz descanse. Lo único que sé es que fue compañero de Anthony, Fowl y Björn durante muchos años. Y luego, pues... Estaba también Vladimir Kamarivisky. La hostia ese hombre. A mí no me caía muy bien pero tenía entendido que yo a él sí. De hecho tuvo buena relación con Björn. Entre él y yo habían un montón de bromas. Su afición era coser animales de peluche. Él me regalaba unos cuantos y algunos explotaban con tinta azul, lila... Dependiendo de su humor. Yo una vez le llené la cama de pasta de dientes. La broma salió mal, muy mal. El chico tenía complejo de Keanu Reves. Con decirte eso creo que puedes crearle un perfil perfecto. Esos son los principales para lo que te voy a contar ahora. Presta total atención.

Playa al atardecer (El inicio de Erika Lovegood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora