C A S I O P E A [Jasper Hale]

16 ▪︎ C O N F E S I O N E S

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Una vez más Cassie estaba sola en casa. Dejó la bolsa del instituto en la entrada y se paseó por todas las habitaciones hasta llegar a la de Geralt. En la cama las sábanas estaban perfectamente estiradas, señal de uqe hacía ya varios días que no dormía allí. Entró y cerró la puerta para caminar hasta el balcón. Salió a fuera para admirar las vistas y comprobó que desde aquella habitación se veía perfectamente su balcón.

Echaba de menos a Geralt, más de lo que había imaginado, y empezaba a arrepentirse de haber descuidado su relación hasta ese punto. Eran muchos los años que los unían y no entendía como desde su llegada a Forks se habían ido alejando el uno del otro.

Pero no le podía pedir que pasara más tiempo con ella, eso sería egoísta por su parte. Sabía gracias a Paul que su relación con Leah estaba mejorando, y que la metamorfa empezaba a abrirse a él. Eso la alegraba, se sentía feliz de saber que el hombre finalmente había encontrado a la persona que le haría feliz el resto de su vida.

Pero le echaba de menos, y eso era así.

Cerró la puerta del balcón para posteriormente dirigirse al baño. Aquella noche era el baile y sólo tenía un par de horas para adecentarse antes de que Jasper viniera a buscarla para terminar de arreglarse en casa de Cullen. Seguía sin tener muchas ganas de ir a ese encuentro social, pero estaba claro que no se podía negar a las peticiones de Alice.

Se entretuvo más de lo debido bajo el chorro de agua y soltó algún que otro quejido cuando el agua hirviendo cayó sobre sus recientes heridas. La noche anterior apenas había podido descansar, pues se había tenido que enfrentar a un Ghoul ella sola. Geralt no había respondido a su llamada. Había conseguido salir bien parada, pero sus esfuerzos no evitaron que el monstruo le dejase alguna que otra marca permanente. Por suerte en un par de horas esas marcas ya habrían desaparecido.

Se vistió con un pantalón de chándal gris y un top del mismo color. Guardó el traje y los tacones en una bolsa y lo dejó todo listo para su partida. Eran las seis de la tarde y Jasper había dicho que pasaría a las siete a por ella, por lo que todavía tenía cerca de una hora para perder el tiempo pensando en las musarañas. Se dejó caer sobre el sofá con cansancio clavando la vista en la televisión apagada. La soledad de la inmensa casa se le vino encima y se encogió sobre si misma para evitar cortar el llanto que amenazaba con salir.

Tenía todo lo que había deseado para ser feliz, y se sentía sola. Porque le faltaba Geralt. Se dejó ahogar por sus penas un rato más hasta que decidió que era el momento de dejar de hacerse la dramática. Se levantó con decisión y fue hacia la cocina, donde cogió un poco de agua para lavarse la cara. Se miró en el espejo del pasillo y comprobó que tenía los ojos ligeramente hinchados. Cualquier persona que la viere en ese momento sabría que había estado llorando.