CAPITULO ESPECIAL: OUR TIME.

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"Los eruditos desde tiempos remotos comentan que las sociedades fueron creadas por ideales, creencias y movimientos, algunos dicen que por leyendas y otros más que por miseria. Pilares, ejemplos dignos de seguir, sin embargo, pese a su sapiencia, ningún erudito que haya hablado del inicio de la sociedad es sordo o mudo ante los atropellos que se hicieron en pro de la sociedad: Sacrificios, matanzas, guerras; y más, se podían considerar tan tolo una pequeña parte de lo mucho que el hombre..."-Un cansado suspiro escapo de sus labios provocando así que su lectura en voz alta se viera finalizada, su hermoso acompañante no le prestaba atención, puesto que su atención se hallaba enfocada en la televisión portátil que le había traído el día de hoy. Lan Xichen le había prometido a Jiang Chen que en su próxima visita le tendría una sorpresa, y después de mucho pensarlo, Lan Xichen decidió llevarle un televisor portátil con el fin de que aprendiera mucho más sobre la sociedad humana.

-Mi joven príncipe, ¿creo que es de muy mala educación lo que está haciendo? -Le regañó sutilmente con una ligera sonrisa en sus labios. Espero con un tinte burlón la reacción del hermoso joven.

Hallándose descubierto, Jiang Chen regreso su atención inmediatamente a su guapo profesor, mejillas ligeramente rosadas y cejas fruncidas, fue lo primero que recibió de él, Lan Xichen, en su interior pensó lo hermoso que era, con ese gesto huraño y vagamente avergonzado. Pero al mismo tiempo esa otra parte de él, la que constantemente le hacía pensar en todo el mal que hacia y en lo extraña de su situación, se hizo presente... "Te has vuelto impuro y corrupto, ¿qué pensaría tu hermano menor si viera todo el panorama? "Esa maldita voz, le atormentaba más de lo que pensaba, internamente acalló sus burlas y se centró en el joven. Este aún mantenía su gesto adusto, pero había perdido fuerza al percatarse como Lan Xichen se había ahogado en sus pensamientos de nuevo.

- ¿Te sientes culpable? - Preguntó luego de unos segundos, Jiang Chen, quién dejando a un lado las mantas que lo envolvían, mostrando así su desnudez, se acercó a Lan Xichen. Los ojos del mayor se desviaron por unos segundos, vagando rápidamente por la hermosa anatomía desnuda del menor, largas extremidades, cintura estrecha y una palidez exuberante lo saludaron, al quedar expuestos ante sus ojos. Trago duro, recordándose que hacía poco había estrechado y besado cada centímetro de ese cuerpo.

- No, -mintió. - Solo me siento ofendido porque mi presencia es nula al lado de la televisión. -comento con aire dolido, llevando una mano al pecho e imitando un gesto dramático de dolor. Jiang Chen bufó y sin previo aviso se arrojó encima de él.

Lan Xichen agradecía el hecho de que aún reposara sobre el acolchado que había construido encima de una vieja superficie de madera, así el impacto no fue tan doloroso. Acarició los azabaches cabellos de su joven pupilo, cerró sus ojos e ignoró todo a su alrededor. A la lejanía el arrullo de las olas se podía escuchar, el viento salvaje azotaba con vehemencia las lamentables paredes de la esa humilde cabaña de madera, que oculta a la vista de todos, descansaba cercana al mar. Lan Xichen la había levantado con sus propias manos, era rústica y endeble, pero se sentía orgulloso de su trabajo, porque sin importar cuanto odio sintiera por si mismo, al cruzar la entrada de esa cabaña, sus preocupaciones solo se limitaban a hacer feliz a un hermoso joven, un encantador tritón que robó su aliento. Su mayor pecado, pero al mismo tiempo la mayor dicha que había podido recibir en su monótona vida.

-No te creo, eres un mentiroso, Lan Xichen. -dijo Jiang Chen, el mayor abrió sus ojos, percatándose así de la mirada sagaz que le lanzaba el menor. Dos pozos oscuros, insoldables, pero sabios, analizaron su rostro. -Recuerda que, aunque no lo parezca, mi edad es mayor a la tuya, sé cuando me mienten.

-Me haces sentir como un niño cada vez que me hablas así. -Se burló e intento pellizcar una de las pálidas mejillas con su mano, pero una mirada de advertencia lo detuvo.

-Si creyera eso, dudo mucho que hubiese permitido que me tocaras, eres el hombre del que me enamoré, sin importar que nuestra edad sea diferente. -Respondió seguro de cada palabra.

El nudo en su garganta, ese que en ocasiones aparecía y lo quería asfixiar, se hizo un poco más llevadero. - ¿Te aburrió mucho la lectura? -inquirió, queriendo cambiar así el tema, Lan Xichen no era cobarde, pero si entendía cuando tenía que retroceder en la batalla y replantear su estrategia. Este era el caso, no se sentía preparado para contarle a Jiang Chen todas sus inseguridades y todo lo que le atormentaba, por más que este ya lo supiera, porque Lan Xichen comprendía que los poderes que poseía el menor iban más allá de su imaginación, tanto así que hasta su manchada alma la podía ver.

-No, es que eso ya lo había escuchado antes y por eso no veo la necesidad de leerlo otra vez.

- ¿En dónde lo habías escuchado?

-Mi mejor amigo me lo leyó una vez, dijo que eran lecturas prohibidas o algo así, realmente no me interesó mucho cuando él lo leyó.

-Tu amigo es alguien muy culto, entonces.

-Yo diría que es demasiado codicioso para su propio bien. -No había malicia en sus palabras, solo una verdad implícita de quien reconoce los defectos de su amigo, y es que Jiang Chen consideraba a Meng Yao como su amigo incondicional, pero también sabía bien que su amigo ansiaba más de lo que tenía y muchas veces sus métodos no eran los mejores.

Intrigado por la frase, Lan Xichen indagó: - ¿Algún día conoceré a este famoso mejor amigo?

-¿Por qué lo quieres conocer? Lo nuestro siempre ha permanecido oculto, así es como debe ser, hasta qué...-Jiang Chen se mordió la lengua pensando bien en lo que iba a decir. ¿Hasta que qué?, ¿Hasta que punto podía llegar su relación? De lo único que estaba seguro era lo imposible que sería abandonar su lazo con Lan Xichen, no podía.

-Tu tampoco conoces la respuesta a esa pregunta, ¿cierto? -dijo Lan Xichen al ver la duda en sus ojos. Una mirada feroz reemplazo la vulnerabilidad latente. Xichen pensó, no por primera vez, que su pequeño era un guerrero, poseía la mirada de un líder, alguien que no se quebraba ante nada, y temió y alegró a partes iguales ante este hecho.

-Yo sé muchas cosas, pero el futuro es algo sobre lo cual no me atrevo a conocer, no ahora. -Respondió altivo, sintiéndose herido internamente al considerarse cobarde por eso. Jiang Chen nunca tuvo miedo de su destino o de sus poderes, no le importaba nada de eso en absoluto, o eso pensaba hasta que el destino le hizo encontrarse con Lan Xichen y todo lo que él comprendía del mundo, la vida y los sentimientos quedaron en segundo plano. Esperanza, eso sintió por primera vez cuando volvieron hablar, miedo cuando se tocaron, deseo cuando lo besó y anhelo de más por un futuro que debía ser escrito otra vez. A veces él entendía mucho más a Xichen, más de lo que este pensaba. Ambos enamorados, temerosos, culpables y con miedos sobres sus hombros que no les dejaban respirar.

-El futuro, -murmuro con añoranza Lan Xichen. -Creo que mi futuro solo va en una dirección y es el camino que tu impongas, al final soy igual que mi padre. Leal con mi amor.

Dulces palabras, que desembocaron en dulces hechos, besos, caricias y suaves gemidos, fue lo único que se escucho luego en esa penosa cabaña. Bien dicen que el tiempo, es preciado y que cada minuto cuenta, puesto que nunca se podrá recuperar ese momento que se perdió. Y las dos almas que se encontraba en el interior de esas paredes de maderas, comprendían eso muy bien, porque la desgracia siempre se avecinaba con promesas dulces y momentos cálidos, porque antes de la miseria la vida te permitía conocer la belleza de la misma para cuando llegase el momento, tus recuerdos lograran mantenerte a flote. Porque así se hermosa y dolorosa es la vida. 

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