CAPITULO SIETE: CONVERSACIONES PENDIENTES.

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Wen Ning estaba destrozado, había intentado buscar a su hijo durante varios días, nadaba sin rumbo, tanto así que ya no sabía en que lugar se encontraba, creía estar cerca del Mar del Este, sin embargo, no le importaba atravesar ese mar lleno de criaturas desconocidas y crueles con tal de encontrar a su pequeño. Algo muy dentro de él le decía que Wei Ying ya no se encontraba en un sitio al cual el tuviera acceso, ese pensamiento lo desconsoló. Lo último que quería Wen Ning era separarse de su hijo de semejante forma, después de la discusión y de tranquilizarse un poco, él intento ir detrás de su hijo, pero simplemente algo se lo impidió, tal vez era el hecho de que no sabía cómo enfrentarse a las palabras de Wuxian, o su mismo pasado. Era cobarde, así que decidió aguardar. Nunca pensó que esa decisión sería la más estúpida en su vida, con cada día que pasaba, las noticias empezaron a correr por Tzaría, el despertar de la Melusina, la maldición que había caído sobre el reino y una orden de búsqueda y caza en contra del indeseado tritón.

Eso ultimo altero a Wen Ning, así que tomo la decisión de encontrar a su hijo antes de que alguien más lo hiciera. Agarro algunas cosas y selló su casa, para iniciar una travesía sin rumbo fijo, el océano era muy amplio y él no tenía idea de donde podía estar su hijo. Una especie de corazonada le dio un rumbo luego del segundo día, el Mar del Este, siempre había sido un lugar atractivo para Wei Ying, y pese a que muchas veces Wen Ning le dijo que no se acercara a ese sitio, el pequeño tritón siempre le desobedecía, es más, Wen Ning juraba que ese lugar no era peligroso en ningún sentido para su hijo. Con eso en mente, redirecciono su nado, sin embargo, no se espero encontrar con tanto caos en el camino.

El Mar del Norte, que era donde se ubicaba Tzaría, se encontraba en crisis, Wen Ning escucho de unas sirenas jóvenes que las sirenas y tritones más ancianos estaban muriendo, que la producción de alimento del reino se había detenido y que en el ambiente se sentía una pugna de muerte. Con éxito logró salir de Tzaría, para nadar con las corrientes hacia el Este, el trayecto fue largo, el oleaje y las corrientes estaban inestables y en más de una ocasión perdió el rumbo, incluso en ese momento no lograba ubicarse, tenía la sensación de haber viajado por meses, cansado y con la mirada perdida, Wen Ning se preguntó si ese lugar desolado y caótico iba a ser su lugar de muerte. Poco antes de caer en la inconciencia creyó ver un par de ojos lilas que le miraban fijamente y con cierto agradecimiento.



Sizhui había intentado mantener un perfil bajo en el hospital durante los siguientes días, había pasado ya una semana desde que se enteró del secreto de su maestro, y prácticamente todos los días visitaba su casa, la principal razón de esto ni siquiera tenía que ver con el trato que había realizado con el Maestro Qiren, sino con un pequeño tritón escandaloso que por poco había destrozado la casa cuando tuvo que regresar ese día. Sizhui no sabía cómo tomar el apego extraño que tenía la pareja de su maestro con él, a veces se sentía incomodo, como cuando le decía que quería ser su madre, o cuando intentaba cargarlo y jugar con él en el lago artificial, en esos momentos no sabía cómo comportarse, intentaba relajarse, pero una parte de él no terminaba de asimilar todo. En otros momentos se sentía feliz al ver lo feliz que estaba su maestro, Hanguang-jun no era un hombre de muchas palabras y tampoco demostraba sus sentimientos con facilidad, así que el verlo ser atento y romántico con alguien lo hacía sentir feliz. Tan sumido estaba en sus pensamientos que no se percato de la presencia del maestro Qiren, un ligero codazo atrajo su atención. Con rapidez se levantó de su escritorio y realizo una reverencia en señal de disculpa, el maestro Qiren iba en compañía de dos médicos especialistas y un miembro de la Junta directiva.

-Buenas tardes maestro Qiren, -saludó educadamente.

-Buenas tardes Sizhui, ¿Cómo estás? -respondió uno de los médicos, había sido uno de sus instructores el semestre anterior por lo que tenía buena relación con el hombre.

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