CAPITULO SEIS: LA FAMILIA.

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Sizhui había tomado la decisión de visitar a Hanguang jun después de haber estado casi cinco días sin saber nada de su maestro. Según lo que había entendido, y por lo rumores que corrían por el hospital, al parecer el asistente que había sido contratado por el tío de su maestro había llegado hace dos días, sin embargo el susodicho se había comportado bastante grosero, al no querer aceptar la intromisión de un desconocido en su investigación, y más cuando era una mujer, Sizhui estaba algo sorprendido con esto, el bien sabía que su maestro era un hombre de pocas palabras, pero nunca hasta el grado de llegar a ser grosero con alguien, por lo tanto y con la creencia ferviente de que solo eran rumores agrandados, él había esperado a que las cosas se calmaran, pero después del tercer día, sin saber nada de su maestro y los constantes chismorreos que se escuchaban, Sizhui decidió hacer algo. Tan solo el día anterior había solicitado una cita con el maestro Lan Quiren, el cual, por supuesto le fue concedido, no niega haber estado nervioso y temer a cada tanto la reacción del hombre, pese a todo esto, se enfrento al tío de su maestro y le planteo la idea de ser el asistente de su maestro a manera de trabajo de investigación.

-Me gustaría trabajar con Hanguang- jun en un proyecto sobre la Psique humana y como se ve alterada con los cambios en la evolución del ciclo familiar, -le había dicho Sizhui, mientras intentaba mantener un porte digno ante el directo del hospital.

-Quisiera saber ¿con qué fin deseas llevar a cabo está investigación? -le respondió el hombre, sin apartar sus sagaces ojos del chico, pese a todo lo que podían decir le tenía cierto aprecio al muchacho, después de todo era impecable en su trabajo y siempre era diligente y eficaz en lo que hacía, sin contar que había sido elegido el primer pupilo de su sobrino. -Como sabes, mi sobrino se encuentra en una investigación de carácter personal, por lo tanto, no entiendo ¿porqué quisieras trabajar ahora mismo con él?

Sizhui tomo aire mientras pensaba en como decir lo siguiente, el ser valiente no se le daba mal, pero le tenía mucho respeto al hombre sentado frente a él:-Tengo entendido, que últimamente el comportamiento de mi maestro ha sido un tanto inconveniente para todos los miembros de la junta directiva, creo que si hago que forme parte de está investigación el deseo de apartarse cesará y así retomara sus labores.

Sizhui se sintió analizado durante todo el tiempo que demoro Lan Quiren meditando lo que él le había dicho. Por un momento creyó que diría que no, puesto que lo que acababa de ofrecer iba en contra de todas las enseñanzas del Clan Lan.

-Acepto su propuesta, -respondió. -Aunque sus maneras son poco ortodoxas, considero que puede ser una buena estrategia.

Después de eso, Sizhui sintió como si hubiese coaccionado las cosas, pero descartó la idea al pensar en que así su maestro podría continuar con su trabajo sin interrupciones de ningún tipo. Incluso le había llamado para hacerle saber lo que estaba pasando, pero al no recibir respuesta de ningún tipo, los niveles de preocupación alcanzaron cualquier sentido de respeto que pudiera tener Sizhui. Está era la segunda vez que hacía algo como meterse a la casa de su maestro sin previo permiso y se sentía pésimo por ello, pero decidió mantenerse ante la idea de que a su maestro le pudo haber pasado algo. Sin embargo, no se esperó encontrar al abrir la puerta a un joven semidesnudo, que agarraba el pomo de la puerta y lo observaba curioso como él sorprendido. Un sonido poco entendible escapo de los labios del joven y Sizhui sintió como si se fuera a desmayar al ver como este se abalanzaba encima suyo. 




Para Madame Yu nunca había sido un secreto que muchos le temían, incluso se sentía orgullosa de este hecho, el poder con el que dominaba su casa y con el que sometía a sus enemigos siempre le habían otorgado un alto respeto entre los altos mandos de la sociedad, por está razón se le había hecho sumamente raro cuando la eligieron a ella, entre todas las personas, como la emisaria de las Fuentes. Como bien era sabido las Fuentes, eran un misterio para Tzaría, muchos comentaban que estás eran tan viejas como la Tzaría misma, o incluso más, pocos la habían visto y solo eran escogidas tres sirenas cada cierto tiempo para suplir como emisarias de cada Fuente en particular, se podría decir que las Fuentes eran las sacerdotisas de Tzaría, las encargadas de predecir las profecías, de cumplir con los designios de los dioses y eran quienes conocían la historia de Tzaría, su fundación y el nacimiento de la Melusina. Madame Yu no era una sirena ni amable, ni solidaria, tenía un temperamento fuerte y aunque no lo quisiera admitir una amargura profunda invadía su corazón. Un anhelo perdido y un sentimiento de rencor que nunca había podido menguar, pese a todo esto, el día en que fue elegida emisaria, se sintió extrañamente confundida. Solo las sirenas más puras eran capaces de ser elegidas. Ella no era nada de eso, así que no comprendía, pese a esto, asistió al llamado y se le nombro la emisaria de la Tercera Fuente, pocas veces la sirena se había dejado ver por Madame Yu, casi siempre le hablaba desde lejos, como un eco susurrante que le penetraba en cada poro de su cuerpo.

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