Juegos Olimpicos ..:•°☆ Taekook ☆°•:..

Capitulo 4

Despues de muchísimo tiempo regresé...

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La diosa Atenea me dirigió a mi habitación, tuvimos que subir mucho ya que ella quería que conozca los demás salones que habían en este imponente lugar. No sé si los demás hijos de los dioses han llegado ya que no veo a nadie más, o quizás todos ya están en sus cuartos durmiendo. Cada salón que pasábamos era uno más elegante que otro, sin duda aquí en el olimpo lo costoso era lo más importante.

— un salón más hijo y llegaremos al lugar donde se les a asignado a nuestros hijos.

— ¿todos dormiremos en la misma habitación? —ella sonrió.

— no hijo, cada hijo semidiós tiene su habitación, solo que lo hicimos en un solo salón, todos tienen las mismas comodidades y el cuarto está equipado para todas sus necesidades. Cuando llegues tomas una ducha y me llamas, estaré aquí para llevarte a comer —ella frunció el ceño— aún que puedo traer la comida a tu habitación —yo negué.

— no es necesario, puedo ir contigo, quiero conocer este lugar, quiero contarle todo a papá —ella sonrió con amor y nostalgia cuando lo nombre.

— esta bien hijo.

Seguimos caminando y cuando terminábamos de cruzar un hermoso jardín para llegar al dichoso salón para los hijos de los dioses, ahí sí que era otra cosa. Varios jóvenes se encontraban alrededor de una pequeña pileta, tenían una pequeña radio o bufer, no se bien que era sólo sabia que salía música y que sonreían, al parecer se conocían. Hacia la izquierda había como una piscina inflable y en ella habían muchos más chicos, la mayoría era de mi edad.

Cuando pasamos por su lado, muchos de ellos se quedaron mirando a mi madre. Ella puso su mano en mi espalda y nos dirigió sin mirar a nadie —ignorando— hasta mi habitación que se encontraba casi al final del pasillo.

— entra hijo y ya sabes, me llamas para llevarte —ella se veía algo incómoda, quizás por los otros hijos de los dioses.

— está bien.

Ella asintió, me abrazó y me dio un beso en la mejilla, luego se fue. Vi a los jóvenes que se encontraban en el pasillo y suspire, así que así es como es ser sociable, quien como ellos. Cerré la puerta y me adentre, ahí ya estaba mi maleta, en que momento la perdí de vista y como es que apareció aquí, cierto, cosa de dioses.

Cogi la maleta que estaba en mi cama, saque ropa para cambiarme luego del baño, cogi mi toalla mientras me sacaba los zapatos y las medias, me saqué mi pantalón solo quedando en boxers. Avancé hacia el baño, abri la puerta y mi boca se abrió por la sorpresa. Ahí en la gran tina de aquel cuarto había un joven, un joven muy hermoso y muy desnudo, el tenia los ojos cerrados mientras descansaba su cabeza en el borde de la gran bañera. Mi mirada no pudo evitar recorrer su perfil, el tenia la piel un poco bronceada, su nariz era perfilada y su boca era muy bonita y llamativa, no tenía como describir de otra manera aquellos labios rosa. Mi mirada bajó a sus brazos y pecho, que si bien no tenían músculos como los míos, eran bien definidos y firmes, el estaba más que bien con su cuerpo, pasé mi lengua por mis labios al sentirlos secos.

— ya terminaste de comerme con los ojos —dijo aquel chico con una voz inusualmente grave... y sexy.

Senti que mis mejillas rápidamente se calentaban.

— no te estaba comiendo como dices, solo te observaba y me preguntaba ¿que hacías aquí? —el giró su rostro, me miró y sonrió descaradamente. Por primera vez puedo decir que unos ojos azules se veían sexy como el infierno— está es mi habitación.