Capítulo 18. Comienza la tormenta

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Lan Wangji lo había notado desde la primera vez que lo vio cuando Wen Chao y Wen Zhuliu murieron. El cuerpo de Wei Ying se veía enfermo... pensó que su cultivo poco ortodoxo era el causante de aquello, pero cuando vio a la líder Jiang y a Jiang Cheng... pensó que los hermanos habían pasado por muchas cosas.

Quiso culpar al cultivo demoniaco, quiso decirle a Wei Ying que se fuera con él, que él lo sanaría y le ayudaría. Pero, cuando entendió que el cultivo demoniaco no era el problema, pensó que estar con Wei Ying... llevárselo a cualquier lado sería suficiente para poder sanarlo.

- Lan Zhan, Lan Zhan... - dijo Wuxian, aun comiendo de su plato - ¿Quieres acaso que salga rodando? Has estado poniendo comida en mi plato – Lan Wangji no se detuvo y volvió a poner comida en el plato de Wuxian.

- Wei Ying debe comer mejor – le dijo, mientras daba de comer a A-Yuan después – Has bajado peso... - un atisbo de culpa cruzó por Wei Wuxian, antes de volver a sonreír y comer sin reclamar – Por eso debe comer mejor –

- Pensé que en tu clan estaba prohibido hablar mientras comes y comer más de dos tazones – le miró con algo de burla - ¿Acaso Hanguang-jun está siendo corrompido por la temible secta Yunmeng Jiang? –

- En las reglas de tu clan no está prohibido – le dijo, Wuxian notó que le devolvía la broma – Y se permite comer más si el cuerpo lo necesita –

Wei Wuxian tomó su copa de licor y brindó hacia Lan Wangji, mientras este seguía alimentando a Wen Yuan y probaba bocado de vez en cuando.

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- Hermano... hermano... - Zixuan se despertó de golpe, su cuerpo aún se sentía pesado y apenas y podía distinguir la silueta de quien estaba a su lado en la cama – Zixuan... soy yo... -

- A-Yao... ¿qué haces? – sintió un ligero pellizco en la frente, luego todo se hizo claro – A-Yao, ayúdame a salir de aquí, hermano tú sabes de lo que padre es capaz de hacer –

Jin Guangyao asintió con la cabeza. Había pensado en deshacerse también de Zixuan, tenía la imagen incorrecta de él. Pensaba que era como su padre, soberbio y arrogante, sediento de un poder enfermizo que le hacía desear estar sobre los demás... pero él no era así.

Se dio cuenta de que Zixuan se esforzaba en ser mejor que su padre. Era arrogante y pretencioso, pero era justo y estaba dispuesto a hacer lo correcto.

Por eso Jin Zixuan no estaba en los planes de Jin Guangyao.

- No puedo dejarte libre – le dijo, mientras acariciaba su cabello como si se tratara de un niño pequeño – Padre me está dando confianza, necesito que me deje estar a su lado trabajando para ayudarte a ti –

- A-Yao, por favor... - las lágrimas salían de los ojos de Zixuan y rodeaban su rostro hasta llegar a su almohada – No me dejes así... -

- Zixuan, perdóname – Guangyao volvió a ponerle la aguja que estaba en su frente – Estamos del mismo lado, pero para ganar... para que ganemos juntos – tomó su mano – Tienes que soportar un poco más –

Zixuan escuchó como los pasos de su hermano se alejaban de él. No sabía si confiar o no, no sabía si debía ser paciente o seguir luchando.

- Ah, Zixuan... le enviaré una carta a la líder Jiang – escuchar el nombre de la mujer que se había ganado su admiración le hizo calmar un poco su acelerado corazón – Le diré de tu situación, pero no podré decirle mucho para no poner en riesgo el plan –

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Xichen estaba sentado en aquella extraña reunión. Se trataba de los ancianos de la secta, diez hombres que se aseguraban de "ayudar" a Xichen a tomar decisiones que decidían el destino de Gusu Lan.

La Secta del Loto DemoniacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora