Capítulo 23. Verdades y recuerdos

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Jin Xuanyu despertó y poco a poco fue abriendo sus ojos. Lo último que recuerda es estar hablando con Jiang Cheng. Se había disculpado por haberlo dejado ahí, por no haberlo llevado con ellos a Sin Noche y haber disfrutado un rato de salir sin permiso y divertirse entrando a lugares prohibidos.

Recuerda esa mirada cansada que tenía antes, como si un gran peso lo cubriera todo el tiempo, impidiéndole a sus ojos mostrar esa energía que siempre lo caracterizaba. Pero anoche... anoche Jiang Wanyin había hablado con él hasta tardes, incluso después de que Wen Ning y Nie Huaisang se fueran. Se había sentido importante unos momentos.

Intentó levantarse, su visión estaba borrosa por los rastros de sueño en sus ojos, pero una presión curiosa en su abdomen le hizo quedarse quieto y tratar de ver lo que le impedía levantarse.

Era Jiang Cheng, estaba recostado sobre él durmiendo profundamente.

Lo miró dormir un poco más. No estaba ese ceño fruncido ni esa tensión, tan solo el hombre relajado, se dio cuenta de que era mucho más atractivo ahora que podía verlo más de cerca. Tenía unos labios ligeramente gruesos y una barbilla rígida.

Su piel era morena, no blanca como la de los cultivadores en Lanling sino morena allí donde el sol había decidido tratarlo como lienzo. Movió sus dedos hasta rozar uno de los mechones de cabello, era suave al tacto. Lo llevó a su nariz y el olor de los lotos y algo quemado... energía resentida... emanaba de él.

La puerta fue abierta de repente, lo que lo hizo soltar el cabello y solo mirar en dirección a la puerta. Wen Qionglin había entrado con una charola y frascos encima de ella. Lo vio y lo sonrió y entonces, cuando notó a Jiang Cheng dormido sobre él, Jin Xuanyu alcanzó a ver un gesto de tristeza.

Apenas destacable, como la única hoja marchita en un árbol vivo.

- Buenos días, joven Jin – le dijo, regresando a su sonrisa amable y servil – Me alegra ver que estás despierto, eso significa que podrás levantarte muy pronto – Xuanyu le sonrió a cambio, incapaz de deshacerse de esa sensación de culpa en su pecho. ¿Estaba interrumpiendo algo? ¿Acaso se estaba interponiendo en los dos cultivadores? – No quiero despertarlo, pero tengo que hacerlo para checarte y darte tus medicinas –

Jin Xuanyu asintió, aún renuente a mencionar algo. Solo había conocido a los médicos de Lanling Jin y no eran para nada como Wen Ning. Se puso a un lado de Jiang Cheng y lo despertó con delicadeza: tocó su hombro despacio, se preguntó qué tan cálidas serían unas manos que te trataran así. Como Jiang Cheng no despertaba, Wen Ning tocó su frente y, como un reflejo, el hombre recostado sobre él inclinó su rostro en dirección al médico, deseando un poco más de esa caricia.

Jiang Cheng abrió los ojos y miró los ojos azules de Wen Ning y sonrió. La culpa cayó con más fuerza sobre él. ¿Cómo se atrevía a interrumpir esa mirada violeta y azul que compartían? Jiang Cheng tomó la mano de Wen Ning y lo apretó con suavidad, para después mirarlo a él.

- Oh... cierto... me quedé dormido – Wen Ning soltó una risa suave y Jiang Wanyin se puso de pie y se estiró... y Jin Xuanyu tuvo que desviar la mirada para aliviar su culpa – En lo que lo ayudas con su medicina haré algo de almorzar... tal vez podamos desayunar los cuatro aquí –

Sin esperar respuesta, Jiang Cheng salió.

- No sé qué haces, joven amo Jin – le dijo Wen Ning, ayudándolo a sentarse – Pero estás ayudando a Jiang Cheng –

- ¿Yo? ¿Cómo? –

- Usualmente tengo que darle té para dormir – comentó, poniendo una taza en sus manos – Pero durmió mucho y, por lo que veo... también despertó de muy buen humor –

La Secta del Loto DemoniacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora