¿Quién dice que un chico malo no puede caer ante los encantos de Felix?
Lee Felix es considerado el omega más precioso de toda la preparatoria. Un día como cualquier otro, llega un nuevo estudiante, un típico Bad Boy que despierta intriga, curiosida...
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── Eso es todo, alumnos. Nos vemos en la siguiente clase. ──se despidió luego del estruendoso timbre de la campana, todos se levantaron en señal de respeto.
Una vez que el profesor Do salió del aula, Felix fue el primero en desparramarse en el asiento de su carpeta. Había sido complicado mantenerse neutral, aunque quizás no lo había logrado después de todo.
Suspiró hondamente mientras cerraba los ojos por un par de segundos. Podía sentir los obvios murmullos a su alrededor, mas ahora no les daba importancia a pesar de que odiaba llamar la atención de alguna u otra forma. Y más con la estupidez suya de quedarse viendo a Chris hasta perder la concentración en plena exposición.
¡Estaba acabado!
── ¿Todo bien en el nuevo planeta que has descubierto? ──ironizó la voz de Jisung cerca de él, logrando que abriera los ojos y apreciara la sonrisa amplia de éste──. Vamos, Lix. ¿Qué pasa?
── Esa pregunta es muy pequeña como para la respuesta que quiero dar. ¡Mi dignidad se pulverizó! ──exclamó escandalosamente la última frase en un susurro.
El omega pelinaranja rió intentando no ser notado, pero su tono fuerte y chillón no ayudaba en nada. Rápidamente fue observado por los alumnos que aún no les prestaban atención. Felix quiso que la tierra se abriera y lo succionaran lejos de ahí.
Agradeció a todos los entes del cielo por permitir que la profesora Lee ingresara al salón. Audazmente todos dejaron de verlo, a excepción de cierto alfa castaño.
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Cuando fue el momento de receso, se encontraba caminando solo por los pasillos que extrañamente estaban siendo llenados por los demás en sus respectivos casilleros. Maldijo internamente por no acompañar a Jisung y Jeongin a la biblioteca, pero realmente quería algo de comer en la cafetería y pensaba confiadamente que el bochorno que pasó en el aula solo se quedaba ahí.
Estaba muy equivocado.
No entendía las miradas y los cuchicheos sobre él como si tuviera un tercer ojo en la frente.
── ¡Hey, Lee! ──una voz que él no conocía lo detuvo, viendo segundos después a un alfa frente suyo──. Siempre supe que eras especial y exigente.
