Luego del fracaso del primer día escolar decidí ir al bosque para escuchar música y olvidar a mis compañeros y a la profesora de Convivencia Social. Pero al llegar me dí cuenta de que no estaba solo.
- Ah hola, soy Jason; Jason Min - me saludo con un apretón de manos y una sonrisa en el rostro.
- Hola Jason - dije sin saber qué hacer. Había ido al bosque para estar en paz y ahora me encuentro con un desconocido.
- ¿Vienes seguido por aquí? - siguió conversando. ¿Acaso tengo cara de que quiero hacer amigos?
- Algo así - me encogí de hombros y Jason parecía que iba a hablar pero yo lo interrumpi - yo jamas te habia visto aquí -
- No vengo seguido - aclaró mirando a su alrededor y poniendo las manos en los bolsillos de sus pantalones. Se encogió de hombros también - ¿Como te llamas? - me miró a los ojos y me puse nervioso. Odiaba que la gente me mirara así, el contacto visual no era lo mío.
- Es un lugar pacífico - formule evitando su pregunta.
- Si lo es - replicó dejando que algunas aves se escucharán a lo lejos - te vi en la escuela hoy - argumento llamando mi atención. Yo jamas lo habia visto, tal vez porque vivía en una nube y de verdad jamas me fijaba en los demás alumnos.
- Yo no - conteste arqueando las cejas.
- Eres muy silencioso y no te fijas mucho en los demás. Pero yo soy muy observador y té note -
- Eres aterrador Jason - el solo rió y yo aproveche para mirar mi reloj.
- Debo irme a la biblioteca - señalé sobre mi hombro y voltee un poco para indicar que debía irme.
- Ah sí - me fuí, saludándolo por última vez - ¡¡espera!! - llamó alzando el brazo - ¡No me has dicho tu nombre! -
- ¡Adiós Jason! - me aleje dándole la espalda. Lo último que quería era socializar.
- Buenos días querido - me saludo al entrar la dueña de la biblioteca. La señora Hooper era una mujer de mediana edad, siempre se acomodaba los lentes porque se le resbalaban por la nariz. Llevaba un libro entre sus brazos y tenía el cabello despeinado.
- Hola - dije monótono acercándome a la escalera para ir al siguiente piso - literatura clásica... no; cocina... menos - iba nombrando y rechazando todas las secciones que me encontraba enfrente - terror... no. Ah aqui esta... ficción y fantasía - me adentre en esa sección y leí la portada de cada libro hasta encontrar alguno que me convenciera.
- ¿Necesitas ayuda? - voltee mi cabeza hasta encontrarme con una chica de cabello rubio, altura promedio y ojos azules. Llevaba un vestido celeste con pequeñas flores blancas.
- No, estoy bien - dije regresando la mirada a los libros.
- ¿Seguro? - interrogó ella aun de pie junto a mi.
- Dije que estoy bien - no quería sonar grosero pero odiaba que la gente insistiera después de un NO.
- Esta bien - no pareció afectarle mi mal comentario en lo más mínimo - si necesitas algo estaré abajo - siguió su camino bajando por las escaleras. Claro como si la necesitara.
- La maldición de los inmortales - lei curioso. Me encogí de hombros y tomé el libro. Mire la tapa y la contratapa. A mi alrededor había un sofá libre así que me dispuse a sentarme cómodamente y empezar a leer.
- Oye tu. El chico de negro - ¿era a mi? ¿ahora que? ¿que no puedo leer en paz?
- ¿Jason? - arquee las cejas y cerré el libro que ni había podido leer.
- No sabia que venias a la biblioteca. Te ves como ese chico que fuma y sale con sus amigos de noche - ¿que? se que me visto de negro y jamás sonrió pero no soy ese tipo de persona.
- No lo soy. Me gusta la tranquilidad y el silencio - exprese esas dos palabras para que se de cuenta de que necesito privacidad. Pero él pareció no notarlo.
- Como sea. El viernes Amanda dará una fiesta en su casa. ¿Iras verdad? - ¿quien rayos es Amanda?
- ¿Quien? - pregunte confundido.
- Amanda - volvió a repetir como si yo fuera tonto - nuestra compañera - yo lo mire aún confundido - la rubia, ojos azules - siguió diciendo intentando sacar algo.
- No tengo idea. Como dije no soy de los que se fijan en los demás - volví mi vista al libro pero Jason volvió a hablar.
- No importa, lo sabrás al llegar - argumento dándole fin a sus argumentos.
- No iré - decidí. Jason volteo hacia mi con los ojos como platos. Justo en ese incómodo silencio sonó mi teléfono.
Un mensaje de mi madre: tu hermana y yo te estamos esperando para almorzar. Ven rápido compre Sushi.
- Debo irme - me puse de pie y Jason igual - nos vemos mañana Jason -
El chico me miraba como si estuviera decepcionado. Pero no cambiaría de opinión, no me gustaban las fiestas o cualquier lugar ruidoso, y no solo por la cantidad de gente e incomodidad que generaban esos lugares, si no por que la música fuerte no era de mi agrado. Me ponía incomodo y no me gustaba en absoluto.
- Al fin llegas - mi hermana estaba de pie junto a la puerta de la cocina con una mirada irónica. Pase a su lado y le revolví el cabello.
- ¿Me extrañaste? - le dije burlón. Ella me empujo y acomodó sus cabellos negros.
- Claro que no. Solo tengo hambre - caminó junto a mi hasta llegar a mamá.
- ¿Donde habias estado? - apoyó su codo contra la mesa y su cabeza sobre su puño.
- Fuí al bosque y a la biblioteca - saltee la parte de Jason, sabía que si lo nombraba mi madre pensaría que tenía un amigo y no quería llenarla de falsas esperanzas.
- Lávate las manos y ven a almorzar - seguí sus órdenes y en menos de dos minutos ya me encontraba sentado en la mesa. Mi mamá y mi hermana comían el sushi con tenedor, ya que no sabían usar los palillos, pero comer sushi con tenedor era como cometer un delito.
Ayude a mi madre a lavar los platos y me encerre en mi habitacion a hacer tarea y escuchar musica.
- ¡Ashton! ¡Tu amigo asiático está aquí! -
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Ashton Muller - No soy un príncipe.
Non-FictionSi alguien busca un príncipe, aquí no es. Si buscas un cuento de hadas, no es el lugar. Bienvenido a la historia de Ashton Muller.