5

62 7 2
                                    

Domingo 10

Ayer llegué directo a dormir y no me dio tiempo de escribir lo que pasó durante mi segundo día con Song Kang, pero, de verdad, tengo mucho que decir al respecto. ¡Qué día!

Desperté temprano para llegar a la hora y el lugar que me había dicho, me encontraba algo desvelada, pero aun así intenté ponerle algo de esmero a mi arreglo personal, me sentía ligeramente desmotivada, con falta de ganas para hacer mi trabajo. Siempre he sido una persona ansiosa, pienso demasiado las cosas y me crea conflicto lo que otras personas puedan pensar de mí, con el paso de los años he aprendido a lidiar con ello y apartar pensamientos negativos de mi mente, pero hay días en los que me siento incompetente, con ganas de dejarlo todo. No sabía entender por qué me había afectado tanto lo ocurrido el viernes, creo que esperaba que las cosas surgieran de otro modo, pero no siempre suceden las cosas como las planeamos.

Me maquillé un poco las ojeras, ondulé levemente mi cabello, elegí un outfit simple, pero bonito, tomé mis cosas y salí hacia la cafetería donde me citó Song Kang. En días anteriores había pasado a comprar café a ese lugar, es un buen sitio, atienden rápido y no hay tanta gente, es un espacio pequeño, simple, pero bueno para ir de forma casual.

Cuando llegué escaneé el lugar con la vista para ver si Song Kang había llegado, pero no pude verlo por ningún sitio, así que me senté en una mesa cerca de la barra y esperé a que alguien llegara a tomar mi orden, mientras esperaba me puse a leer un libro que llevaba en mi mochila. Al poco tiempo, mi celular sonó por la llegada de un mensaje.

[Song Kang]: ¿Está bueno ese libro que estás leyendo?

Me puse a mirar a todos lados, pero por ningún lugar de la cafetería había rastro de él. ¿Acaso me estaba espiando?

[Song Kang]: Mira hacía la entrada.

Miré hacia la entrada de la cafetería y pude verlo ahí parado saludándome con la mano mientras se acercaba, quizá si no me hubiera avisado me hubiera costado trabajo saber en dónde estaba, llevaba una gorra y un cubrebocas negro, apenas se le notaban los ojos y no iba nada llamativo, bien podía pasar desapercibido como un estudiante universitario; por un segundo, me pareció ridículo todo ese ocultamiento, pero luego recordé quién era él, a lo que se dedicaba y como siempre tenía todas las miradas en sí.

Le sonreí cuando se sentó enfrente de mí, él se bajó un poco el cubrebocas y me devolvió la sonrisa mientras terminaba de instalarse en su asiento.

—Buenos días... ¿Ya pediste algo?

—Buenos días... Aún no, recién voy llegando

—Genial...— Respondió mientras intentaba llamar a alguien que nos pudiera atender.

Finalmente llegó alguien a tomar la orden, él pidió un cappuccino y unas galletas y yo solamente un latte. Hubo silencio un rato, pero no fue nada incómodo, al contrario, había algo muy relajado en el semblante de Song Kang que me provocaba alivio. Lo miré detenidamente un momento para darme cuenta de lo guapo que era, no tenía la típica belleza coreana, pero había algo en él que lo hacía resaltar, notó que le miraba y me regaló una sonrisa ladeada antes de comenzar a hablar.

—Déjame ver tu libro... —dijo mientras lo tomaba entre sus manos. —The vegetarian es un gran libro, ¿lo acabas de empezar?

—Llevo unas 50 páginas, lo compré hace unos días mientras recorría un poco la ciudad.

—Fue una buena compra, Han Kang es muy buena escritora.

—Ya lo creo, me está gustando mucho este libro...

Lo que pudimos llamar amor [Song Kang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora