LA VUELTA

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Dos meses, han pasado dos meses desde lo de Marina, todos han culpado a Nano de su muerte,  y es que no puedo parar de pensarlo, pero Polo, Polo no puede ir a la cárcel, es mejor así.
Fin de verano, me fui estos meses con Chase a Miami, fiestas, tíos, y largas noches llorando por Polo. Chase hacia lo posible por hacerme olvidar a Polo,  pero es imposible.
Ya de vuelta en Madrid todo era distinto, papá me había dejado sola en aquella casa por unos meses y pues chase decidió quedarse a acabar algunas cosas en Washington, así que estoy sola.
El chófer me dejó en la entrada con mis maletas, abrí la puesta y todo estaba cerrado y a oscuras, se notaba que no había estado nadie en mucho tiempo, subí a mi cuarto y dejé las maletas a un lado, luego las desharía, necesitaba dormir. Iba a tirarme en la cama cuando veo una note encima, la agarro y veo que es de Guzmán

Querida Oliva:
Te has ido sin despedirte de nadie después del entierro y eso me ha dejado preocupado. Sé que estás totalmente enamorada de Polo, así que no te preocupes por , yo he encontrado en Nadia un amor puro,así que nuestros destinos se juntaron pero para ser amigos.
Estoy echo una mierda, la muerte de Marina me ha dejado vacío, y marcha me a roto más.
Si lees esto es que estás en casa después de irte y solo espero y quiero que me llames, necesito hablar con alguien.
Te quiero
G

Cierto es, cuando me fui no me despedí de nadie, necesitaba mi espacio y superar el miedo a hablar de más,  a poder controlarme, así que decidí no despedirme de nadie y salir huyendo de la mano de mi amigo. He vuelto cuando tenía fuerzas, y pues aquí estoy. Tengo que volver a ser fuerte.
Cogí un pijama del armario y me fui a la cama, tenía que descansar para el gran día que me esperaba mañana.

Abrí poco a poco mis ojos, ya que tan solo había podido conseguir dormir un par de horas, me levanté de cama despacio, y me dirigí al armario, abrí la maleta y cogí ropa interior y luego en el armario agarré aquel dichoso uniforme, era todo tan raro, en cierta parte lo extrañaba, pero por otro lado, solo quería quemarlo y no volver jamás. Me vestí sin ganas, y luego, cogí las llaves y mi bolso y me fui, del nerviosismo de volver ya ni hambre traía.

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