trocitos de mi ser

soledad

Mis pisadas sobre las hojas secas, un escalofrío subiendo por mis brazos, sé que me adentro a algo que no debería. Siento los latidos explotando en mi oído, siento el miedo recorriendo mi ser una y otra vez. Sé que lo tengo que hacer por mi propia cuenta, sé que nadie vendrá a salvarme de mí. Sé que si una cuerda termina en mi cuello colgando del árbol más grande será mi culpa, seré yo quien lo haga, seré yo quien no hará nada para evitarlo, porque aunque grite buscando ayuda, mis plegarias no serian escuchadas por nadie, porque al final estoy sola en este bosque, lo construí como un escape, como un lugar privado donde podía ser yo tranquilamente, a pesar de saber en el fondo que era una fachada, sabía perfectamente que me apartaba, lo quería, lo quiero; sabía que huí a este lugar donde es imposible ser escuchada porque no quería serlo. Porque mi peor enemiga soy yo, peleo conmigo, me arreglo conmigo, tomo mis miedos y los agrando en mi pecho, tomo mis inseguridades y las saco a brillar en cada oportunidad que se me atraviese, tomo cada uno de mis debilidades y las resalto más que mis fortalezas, me alejo de las personas que me hacen bien y quedo preguntándome que hice mal, cuando es obvio, porque cada vez me empujo más al fondo de los arboles, donde las flores ni siquiera salen, y es indescriptible el sol.

La seguridad que me propone la oscuridad entre susurros es agradable.

No sé si quiera salir de aquí.

No sé si quiero quedarme.

Que compañía tan grata la de la soledad.