Capítulo 10.4: La tormenta más oscura

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Las nubes en el horizonte.

La luna de esa noche y los llantos de un bebe.

Débiles, cansados y desollados que estaban mis brazos... Más, me negaba a soltarla.

Me negaba a soltar la temblorosa mano de la persona a la cual se le escapaba la vida, lloraba, no quería verla partir.

Mi chakra... Ya no tenia más chakra.

Todo lo que podía hacer era ver impotente como ella pasaba su pulgar por mi cara limpiando aquellas lagrimas que no paraban de salir.

" No llores... Por favor, no me gusta verte llorar " Fueron sus palabras antes de darme una última sonrisa.

" Cuídalo mucho... Por favor... " Me dijo a pesar de saber que no quería escuchar eso.

Le grite que no se rindiera, que por favor se mantuviera despierta, que aún podía hacerlo... Mi voz era débil y se entrecortaba, me ahogaba en mi propia desesperación pero... No pudo.

No me había dado cuenta... Pero su mirada ya se había perdido en el horizonte del fin.

La abrace, la abrace a pesar del dolor que me significaba... Pues esa noche había perdido una parte de mí.

Mire hacia adelante.

Y pude ver a alguien igual que yo.

Un reflejo.... Casi igual pero a la ves diferente.

No sabía que hacer, solamente... No sé.

Llore...

Y a hora... Después de mucho tiempo tengo esa misma sensación.

Esa sensación.. De que estoy en una...

Pesadilla.

...

Explosiones a lo lejos, gritos por todas partes, la lluvia en cada minúscula zona que había, todo eso convergía en un punto.

Las explosiones eran escuchadas por Rin, aquellos gritos de la gente de su aldea no eran suficiente para que apartara la vista de la lluvia, pues sentía como esta limpiaba la sangre en su mascara semi rota.

Mientras que todos solo podían gritar para tratar de escucharse a través de la tempestad, ella solo escuchaba como la misma lluvia le tocaba una canción, una suave melodía de piano que le decía que todo estaba bien.

Ella amaba la lluvia, sentía que se conectaba con ella y que esta la reconfortaba en sus momentos mas oscuros, pues su tantō reflejaba con sangre los cadáveres de aquellos niños de quince o menos años que se habían enfrentado a ella.

Ni un rasguño, ni una sola herida, mas y mas cadáveres que habían llegado con el tiempo.

Miro su tantō a través de su mascara rota, veía como su ojo izquierdo no cambiaba, esa pupila amarilla seguía brillando con fuerza, apretó con fuerza el mango de su arma, no por su ojo o por su condición, eso... Era algo con lo que había aprendido a convivir.

Pero...

Toda esta masacre que había hecho, los cinco chūnins con los que había peleado habían pedido mas ayuda, pero poco y nada pudieron hacer frente a ella.

De cinco... Pasaron a diez... De diez a quince... Y de quince a veinte...

Veinte... Veinte chūnins contra ella... Y aún así.

Nada, ninguno quedo vivo, ninguno se le escapo, algunos todavía estaban convulsionado en el suelo mientras que otros estaban carbonizados, asfixiados, partidos por la mitad. No importaba, estaba hecho, todos los que llegaron, la vieron... Y murieron.

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⏰ Última actualización: Nov 06, 2022 ⏰

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