– ¿Qué lees? –preguntó Camila.
Después de tomar un almuerzo que era casi cena, nos habíamos tumbado cada una al extremo del mismo sofá para relajarnos. Yo había optado por retomar la lectura de aquel libro que parecía no querer acabar nunca y Camila simplemente se había echado conmigo, con sus pies al lado de mi cabeza, casi dormitando. O eso es lo que me había parecido.
– "Desayuno en Tiffany's", de Truman Capote. –dije, volviendo a meterme de lleno en la lectura.
– ¿Es interesante?
– Bastante...
– ¿Más que yo? – Dejé caer el libro abierto sobre mi pecho para mirarla. Me sonrió con picardía.
– No vas a dejar que lea, ¿verdad?
– No...
– Está bien. –descarté el libro sobre el suelo y crucé los brazos detrás de mi cabeza.– ¿Qué quieres hacer?
– No lo sé... –colocó uno de mis pies sobre su pecho y comenzó a masajearlo.– ¿Qué tal si no hacemos nada?
– Me parece una buena idea. –ronroneé de placer.– Yo no hago nada y tú, mientras, sigues haciendo lo que estás haciendo.
Camila siguió acariciando los dedos de mi pie durante un breve rato, antes de romper el silencio nuevamente.
– Tengo curiosidad por saber algo...
– Pregunta entonces. –la insté, sin abrir los ojos.
– ¿Qué fue lo que te hizo enamorarte de mí?
Abrí los ojos y la miré. No tuve que rebuscar demasiado en mi memoria para encontrar el momento justo cuando mi entera existencia cayó rendida a los pies de aquella mujer.
– ¿Recuerdas aquella primera noche en el invernadero? –ella asintió.– Esa noche me dijiste algo que me hizo sentir muy importante...
– ¿Sólo por eso?
Parecía algo decepcionada. Sonreí. Supuse que lo que había esperado oír era algo referente a su aspecto.
– Ése fue el principio. Luego el hecho de que no pararas de sonreírme todo el tiempo... –suspiré.– Todas las noches me dormía pensando en ti. Imaginaba que estabas en mi cama, que me abrazabas... Cosas de adolescente, supongo. – Se sentó, colocando mis piernas en su regazo.
– ¿Dejaste de pensarme de esa forma?
– Me hiciste mucho daño cuando te fuíste aquella noche sin ni siquiera despedirte. Me sentí culpable. Al pasar los años, seguías estando presente en mi memoria, pero ya no eran pensamientos agradables. Me dolía pensar en ti...
– Ahora parece que te duele incluso el estar conmigo. – Me tomó por sorpresa. No tenía la menor idea de por qué me había dicho aquello. ¿Qué era lo que Camila había notado que la llevara a aquella conclusión?
– ¿Por qué dices eso?
– Nunca me miras los ojos cuando hacemos el amor. Los cierras. Presumo que porque no quieres verme... – Seguí respirando despacio. Nos miramos fijamente.
– Ni siquiera me había dado cuenta de que lo hacía... –me defendí.– Supongo que me pasa no sólo contigo. – Alzó una ceja y supe que posiblemente no creía del todo aquella explicación.
– De acuerdo. –cedió.– No tiene importancia.
– Al parecer, para ti la tiene...
– Quiero conocer todo de ti, saber los porqué de cada cosa que hagas.
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Mi bella Camila; camren.
FanfictionLauren es una estudiante de medicina muy introvertida, que adora a su familia en general y a su padre, en particular. Durante una fiesta familiar conoce a la novia de su hermano, una atractiva azafata de la que Lauren quedara cautivada poco a poco h...