Cuando por fin tuvimos la suficiente fuerza de voluntad para separarnos, bajamos a la cocina vestidas únicamente con una camiseta y dispuestas a saciar el hambre que ambas sentíamos. Nos sentamos en la pequeña mesa, a cada extremo para dar buena cuenta de nuestros respectivos desayunos.
Giré la cuchara dentro de mi taza de cereales, pensativa. Camila estiró la pierna por debajo de la mesa y la posó entre las mías. Respingué en la silla ante lo inesperado de la situación y levanté la vista para mirarla. Ella parecía totalmente ajena a todo ello, frotándose levemente el puente de su nariz mientras masticaba ruidosamente los cereales.
Sonreí, moviendo la cabeza. Sabía que ella no era para nada inconsciente de sus actos. Era capaz de calcularlo todo con premeditación. Me estaba provocando y yo lo sabía.
- ¿Qué? –me preguntó ingenuamente al verme sonreír.
- Nada.
- ¿Por qué sonríes entonces?
- No lo sé...
Decidí seguir su juego y con mi descalzo pie derecho tracé la parte posterior de su pierna. Camila paró en seco toda actividad, incluso dejó de masticar aún teniendo la boca llena.
- Te vas a atragantar... –le dije jocosa.
Ella me miró de esa forma que nadie puede y sentí como mi cuerpo se transformaba en gelatina y resbalaba por la silla. En ese momento sonó el teléfono. Un tono. Dos. Tres.
No quería moverme de donde estaba, pero al final cedí y fui hacia el salón para descolgar y atender la llamada.
- ¿Sí?
- Soy mamá.
- Hola, mamá. ¿Qué tal va todo? –pregunté, tomando asiento en el sofá cerca del teléfono.
- Bien, hija. ¿Tú cómo estás?
- Bien. –contesté simplemente. Una pequeña pausa.
- ¿Está Camila contigo?
Entendí en ese momento que la la llamada de mi madre seguramente se debía a algún sentimiento de culpabilidad al haberle hecho saber a Camila mi paradero.
- Sí, está aquí.
- Me pareció que algo la preocupaba y le dije que...
- Mamá. –la interrumpí.– Está bien. No te preocupes.
- ¿Seguro?
- Sí.
- Me alegro de habérselo dicho, entonces. –Giré la cabeza y vi a Camila apoyada en una esquina, con las piernas cruzadas por los tobillos, mirándome con intensidad.– ¿Lauren...?
Por un instante olvidé que tenía a mi madre al otro lado de la línea.
- Sí. Estoy aquí.
- Te decía si tienes pensado regresar pronto. - Pensé durante un instante.
- Aún no lo sé.
- Bueno, sólo quería saberlo. Quisiera tenerte aquí para la cena de Nochebuena. – Suspiré. Para esa cena faltaba aún más de un mes. Si me lo recordaba ahora, estaba segura que cuando se acercara esa fecha me llamaría cientos de veces al día.
- Sé que aún falta tiempo para eso, –siguió ella, como si leyera mi pensamiento.– pero realmente me gustaría tenerte aquí.
- Estaré ahí, mamá. No te preocupes.
- Estupendo. ¿Qué hacías?
- Desayunar... –dije sin pensar.
- ¿A esta hora? Cariño, son más de las dos.
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Mi bella Camila; camren.
FanficLauren es una estudiante de medicina muy introvertida, que adora a su familia en general y a su padre, en particular. Durante una fiesta familiar conoce a la novia de su hermano, una atractiva azafata de la que Lauren quedara cautivada poco a poco h...