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Lev llegó temprano a su primer día de trabajo. Su tía le dijo que ayudara tomando ordenes, llevando pedidos, y en algunos casos, limpiando mesas.

Era una cafetería muy bonita, de esas estilo vintage con las paredes a cuadros blancos y negros y las mesas circulares. Incluso tenía una barra con distintos banquitos para sentarse.

En cuanto a la iluminación, de día era iluminado por unas tenues luces que colgaban de techo, al igual que la luz solar que entraba por los ventanales; mientras que de noche, se iluminaba por las mismas luces solo que con mayor intensidad (ya que se podía regular con un control) y además unas palabras en cursiva se encontraban en la pared con color neón. "Coffe" y "Milk".

Bastante vintage a decir verdad.

Lev estaba realmente emocionado con su nuevo trabajo. Además de buscar al chico del parque, era entretenido trabajar en un lugar alegre. Los clientes eran bastante amables y estaba rodeado por su tía, lo cual agregaba confort y comodidad al lugar.

Sabía que no debía ilusionarse con ver a Yaku tan pronto, sin embargo, cada vez que la campanita de la puerta sonaba indicando que llegó un nuevo cliente giraba la cabeza como el exorcista en esa dirección con tal de ver aquella cabellera café claro.

Yaku no apareció en su campo de visión el primer día. Tampoco el segundo. Se dijo a si mismo que era normal, tal vez no tenía ganas de salir, o no le gustara mucho el café. Cualquier opción estaba bien para tranquilizarse excepto una. Que haya vuelto a Japón. Con solo pensar en aquella posibilidad su corazón se estrujaba y un amargo dolor se extendía por todo su pecho.

En su tercer día de trabajo Lev ya estaba un poco decaído. Sus esperanzas de encontrar a Yaku caían en picada. Él no se rendía con facilidad, pero el no saber de nada de aquel chico afectó su estado de ánimo peor de lo que pensaba.

Lev trabajaba turno completo. Únicamente tenía una pausa al mediodía para almorzar, pero luego seguía con su trabajo hasta la noche cuando la cafetería cerraba. Es por esto que se desalento cuando no vio ni una sola vez a Yaku pasar.

Para su cuarto día de trabajo ya no prestaba tanta atención. No buscaba emocionado la puerta cuando la campanilla sonaba. Simplemente atendía a los clientes que le decían y limpiaba mesas.

Ese día había menos personal porque se encontraban en un feriado. Lo que significaba más clientes y menos personas trabajando. Lev tuvo que tomar ordenes, llevar los pedidos, limpiar mesas, y además, atender en el mostrador y ayudar en la cocina, que eran cosas a las que no acostumbraba hacer en su trabajo.

Un chico llamó a Lev para que lo ayudara a decorar un pastel de fresas. Éste arrastró sus pies a la cocina sin protestar. El tener que hacer tantas cosas ya le estaba pasando factura a su cuerpo. El cansancio se le notaba no sólo en los ojos, también en como caminaba más encorvado que de costumbre.

Cuando se dirigió a la cocina le indicó a su tía que tomara el mostrador unos momentos mientras ayudaba al empleado a decorar aquel pastel.

Estaba concentrado haciendo pequeñas flores con una manga que contenía crema rosa. No era bueno para eso, pero la forma de la manga ayudaba bastante a que quedara parejo. Estaba tan inmerso en su labor que no notó cuando su tía se presentó en la cocina sonriendo tan alegremente como si hubiese ganado la lotería o algo así.

—Lev, yo puedo decorar el pastel, ¿Puedes ir al mostrador por mi? Creo que hay un chico que no habla muy bien ruso y precisa tu fluido japonés— le comentó su tía a la vez que guiñaba un ojo.

Lev se quedó estático. Casi se le cae toda la crema y arruina el pastel, de no se porque su tía lo había ayudado a moverse. Estaba por sufrir un colpaso. Con todo el cuerpo temblando se dirigió lentamente al mostrador donde aquel misterioso chico aguardaba. Sus ojos se iluminaron cuando reconoció su figura.

Summer Vacations || YakuLev [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora