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Final




Es cierto eso que dicen que mientras más te diviertes más rápido pasa el tiempo. Cada lugar que Yaku había conocido era interminable. Podía ir a aquellos sitios uno o dos días y el tiempo seguiría transcurriendo de manera lenta por una única razón, soledad.

En sus primeros viajes fuera de Japón el castaño intentó hacer amigo. A pesar de tener una personalidad muy amigable, Yaku es un poco tímido y le cuesta interactuar con desconocidos, más si se encuentra solo. Sería más valiente al estar con amigos, se atrevería más a dar el primer paso en la charla, pero estando solo le era bastante difícil. Por esta razón sus vacaciones eran terriblemente lentas.

Sin embargo, esto no pasó cuando viajó a Moscú. En su primer día casi tiene un accidente por no prestar atención como se debe al cruzar la calle. De no ser porque un alto chico lo hubiera salvado quizás en estos momentos se encontrase en un hospital recuperándose del choque producido por dicho vehículo, o quizás estuviese muerto, quién sabe.

Aunque de no ser por aquel chico, tal vez hoy no estaría tan triste de no poder verlo otra vez. No se arrepentía de conocer a Lev, al contrario, estaba más que agradecido de que sus caminos se hayan cruzado. Pero no podía evitar sentir como se quebrantaba su corazón ante la posibilidad de separarse de él por años, o tal vez, por siempre.

Así que ahí estaba Yaku, con una sonrisa amarga mirandose en el espejo y con un atuendo bastante abrigado debido a las altas temperaturas que había a la noche en aquella ciudad. Ahí estaba esperando a que su cita lo recogiera.

No tenía la menor idea de a dónde iría. Tenía un poco de entusiasmo por algunos lugares, Moscú tenía muchos lugares bonitos. Pero cualquier lugar estaba bien para él siempre y cuando estuviese acompañado por aquel alto peliplata ruso.

Como siempre, su mente se encontraba divagando en las nubes. Pensando y pensando, no notó cuando el timbre de su apartamento sonó. Yaku se apresuró a verse una última vez en el espejo corroborando que todo estuviera bien, y abrió la puerta vislumbrado del otro lado a un peliplata alto que apenas se podía observar entre las prendas de ropa.

——Creo que... hace un poco de frío afuera—— dijo Lev entrando brevemente al apartamento.

——Si no me informabas no lo notaba—— respondió Yaku con sarcasmo.

——¡Que malo eres Yaku-san!—— soltó el peliplata haciendo un puchero. El castaño ante esto soltó una leve carcajada. Extrañaría a Lev, molestarlo no tenía precio.

——¿Nos vamos?—— preguntó el más alto al cabo de unos minutos.

——Si, vamos—— contestó Morisuke.

Cerró su apartamento con llave y se fue a donde el ruso pretendía llevarlo.

Era increíble la libertad que le daban sus padres a Yaku. Podía ir a donde quisiera siempre y cuando avisara a qué hora salía y a qué hora regresaba. Tristemente se encontraban trabajando casi todo el día, y mucha atención no recibía el castaño. Pero aquello no le importaba, era bastante feliz cuando estaba con sus amigos y el no tener restricciones le facilitaba bastante bien las cosas.

Estuvo caminando con su acompañante unas cuadras hasta que llegaron a la estación de tren. Algo que no muchos sabían es que toda ciudad enorme tiene varios centros. Si bien Yaku estaba cerca de uno este no era el principal. El más conocido, y por ende, el más importante era aquel que tenía situada justo en el medio la famosa Plaza Roja donde se encontraba nada más y nada menos que la Catedral de San Basilio. Lo que muchos conocían como los "castillos de Rusia".

Summer Vacations || YakuLev [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora