Capitulo 3

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Ava Leicen Romanov

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Ava Leicen Romanov

A lo lejos vi las luces del establo y halé a tiniebla para que acelerara un poco el paso, pude ver a mi mejor amiga sentada en un bloque de heno (al parecer me estaba esperando) ella levanto la mano para que la notara cosa que ya había hecho, llegue al establo y tiniebla paro, yo lo acaricie y baje de él.

—no preguntes—me apresure a decir al ver que quería preguntar por qué tarde tanto.

—está bien, no preguntare ahora, espero me cuentas luego—

—lo haré cuando tú me cuentes lo que sabes del chico de ojos miel—dije segura.

—Ava...—

—señoritas- patriccio llego, impidiendo que clara continuara—lo lamento—se disculpó inclinando la cabeza—es para informarles que el rey y la reina las están esperando en el comedor para la cena—informo.

—vamos—dijo Clara adelantándose.

Sentía que mi amiga sabía algo sobre el misterioso chico, pero por alguna extraña razón no me lo quería decir y eso me extrañaba e intrigaba, yo la seguí hasta el comedor y no pronuncio palabra, pero tampoco tenía la cabeza gacha, al contrario, se veía segura y confiada (como siempre) caminaba como si fuera la reina del mundo, eso era algo que me gustaba mucho de ella, siempre segura de sí misma y debía tener alguna razón para no contarme, pero si le sacaría las respuestas que tuviera.

Llegamos al comedor y mis padres (como había dicho el mayor domo) ya estaban ahí esperando por nosotras, mi padre se encontraba ubicado en la cabeza de la meza, con un traje de color gris perfectamente planchado que se ajustaba a su cuerpo, lo hacían ver imponente y muy elegante, su cabello castaño cuidadosamente peinado se encuentra debajo de su corona y su mirada seria, pero pacífica de siempre estaba en su rostro.

Mi madre se encontraba a la izquierda de mi padre, como de costumbre lucia impecable y radiante, su postura era perfecta y la delicadeza con la que realiza cada movimiento es hipnotizan te, un bello vestido de color rojo vino con detalles dorados, es su vestimenta de hoy, luce muy ataviada, con su corona decorando su cabeza, el collar y los aretes decorando su rostro de tés morena, todo haciendo un bello contraste y dejándola ver preciosa e impecable como siempre.

Nos acercamos a la mesa y yo me senté en silencio al lado derecho de mi padre, clara hizo lo mismo sentándose en la izquierda dos puestos más acá de la mitad de la mesa, dejando así un puesto de espacio entre ella y mi madre, todo lucia impecable y silencioso la sala estaba muy luminosa y elegante, las cortinas de seda blanca que estaban recogidas a un lado del enorme ventanal al lado de la mesa, dejaban ver la oscura y estrellada noche dándole un toque fresco al lugar.

La verdad, estaba ansiosa por verlos, pues no los vi en todo el día y para cualquiera es un tanto deprimente no ver, ni saludar, ni tener ningún contacto con sus padres durante todo el día, más si es por razones que están por encima de ti (asiéndote sentir menor importante) pero la cosa es que los extrañe, extrañe verlos y saludarlos.

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