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Espalda ancha , pantalones a sus rodillas y cabello cobrizo cae en sus hombros. ¿Acaso no podía ser más sensual? ¿Acaso lo hacía a propósito? Viniendo de Marcel , no lo creo , él no lo haría , él sería incapaz.

-¡Isis!

Un grito se escapa de mis labios y me lanzo al suelo cuando Marcel voltea a ver hacia mi ventana. Él de seguro está harto de mi o debe estar burlándose de mi por ser tan inmadura , y observarlo por la ventana mientras el recorta unas hojas de el árbol en el patio trasero de su casa.

Gateo hasta la puerta de mi habitación y cuando estoy en el pasillo me pongo de pie. Corro hasta la cocina y allí encuentro a mi madre sacando unas galletas de el horno.

-¡Que rico! - me acerco con una servilleta para tomar una de las delicias con chispas de chocolate pero mi madre golpea mi mano. -¡Auch! ¿Que pasa?- la veo fulminante y ella roda los ojos.

-No son para ti , la segunda ronda estará en treinta minutos. Esas serán para nosotros. Estas son para la Señora Leis.

Una pequeña sonrisa se dibuja en mis labios al escuchar las gloriosas palabras de mi madre. Esto era genial , ahora tendría una razón para ir a ver a Marcel.

Luego que mamá coloca en un plato todas las galletas , me encamino rápidamente a la casa de mi vecino favorito. Me sentía como una niña de trece años que está obsesionada con su vecino.

Estampo mis nudillos contra la puerta y protesto cuando mi coleta se cae dejando mi cabello en un horrible desorden gracias a una ráfaga de viento. Mi camiseta se sube cuando me pongo de rodillas en el suelo para recoger mi goma para el cabello.

-Buenas tar...¿Que haces ahí en el suelo?

Mis mejillas arden al ver a Marcel de brazos cruzados a un lado de su puerta. Sonrío nerviosa y el frunce el ceño.

-Yo traigo estás galletas para ti y tu madre. - muerdo mi labio y me pongo de pie. Él sonríe luego de unos segundos y acepta el plato de galletas. Su sonrisa me hace querer dar brincos en mi lugar y gritar como demente.

-Gracias. - susurra y no disimula en el momento que me observa de arriba a abajo haciéndome sentir nerviosa. -¿Lo haces a propósito?- levanta una ceja y enseguida capto lo que quiere decir.

Oh por supuesto que lo hago a propósito.

-No. - rápidamente respondo y el me mira unos segundos. Parece tener una batalla con su yo interno. -¿Podemos hablar?-

El duda unos segundos pero luego se hace a un lado y me permite entrar.

-No es algo apropiado que estemos aquí solos , y más tu estando en esas condiciones. - Habla a mis espaldas luego de cerrar la puerta.

-Seré breve. - volteo a verlo cuando está a mi lado.

-Bien ¿De que quieres hablar?- pasa por mi lado hasta la cocina y no puedo evitar ver su pequeño trasero , y lo bien que le sientan esos pantalones cortos de hacer ejercicio.

Detengo mis pies en la entrada de la cocina y encuentro con que el iba de salida , así provocando que nuestros cuerpos choquen.

-Marcel , no puedo alejarme de ti. - en estos momentos no reconozco mi voz. Es demasiado baja y ronca. Deslizo mis manos a sus brazos y lo siento tensarse bajo mi toque pero no me detengo. Acaricio su piel con la yema de mis dedos y poco a poco sin despegar mi mirada de la suya introduzco mis manos por debajo de su camiseta blanca.

-Isis...- mi nombre escapa de sus labios junto a un gemido y sonrío satisfecha. -¿Que...?- cierra su boca. Un escalofrío corre mi sistema al sentir sus manos en mi espalda baja.

-No tengo nada más que unas bragas y sostén ahí abajo. - susurro con descaro sobre sus labios y el gruñe con sus ojos cerrados.

Esto era malo. Me le estaba ofreciendo pero eran mis mas grandes deseos que el me sostenga en sus brazos como lo hizo contra esa pared.

-¿Que quieres de mi?- desliza sus manos a mi trasero y creo que es el final para mi.

Abre sus ojos y creo ya no reconocerlo. Ese precioso verde había desaparecido.

-Quiero que me hagas tuya...ahora.

El es mi daddy. Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora